Si un cubano le dice de pronto que se siente iluminado, no lo ponga en duda y créale. Los cubanos se iluminan de tanta oscuridad y la crisis energética que atraviesa el país, que no es solo en la isla, sino que tiene carácter mundial pero que allí se nota más por aquello de que era "Faro de América toda", ha sido, para la mayor parte de la población, como un curso acelerado sobre termoeléctricas.
La generación anterior aprendió, gracias al Delirante en jefe, todo lo que un ser humano puede conocer de moringa y de ollas reinas. Luego, los que quedaron vivos o casi vivos, olvidaron lo aprendido porque desaparecieron las ollas eléctricas, lo que se les echaba adentro, el propio Delirante y la electricidad en los últimos tiempos, aunque ya habían hecho un ensayo previo de oscuridad asistida en aquellos años del mal llamado Período Especial en Tiempos de paz, que era más bien un postgrado en penumbra.
Los cubanos sabemos de todo, o de casi todo. De lo humano y de lo divino. Somos entrenadores de boxeo y de pelota, buenas camas y jodedores. Damos buena cintura y conocemos cómo dirigir un país. Hacer leyes y recetar medicinas. Antes veías a dos cubanos discutiendo en una esquina o en un parque y podías apostar que el tema era el campeonato de béisbol. Hoy no, ahora mismo si te acercas esos dos nativos de la isla están metidos en una ardua discusión de ingeniería eléctrica.
Dicen que los palos enseñan. Y los apagones también. Han sido tantas las tensiones con los apagones, tanto mosquito levantándonos en peso, tanto el ruido de tripas en la madrugada, que el cubano actual ha abierto los conductos auditivos y ha dejado entrar las constantes y complicadas explicaciones que dan los expertos en termoeléctricas en la radio, la televisión y la prensa.
Que si ahora sí que la Antonio Guiteras echará a andar sin problemas, que si la unidad de la CTE Otto Parellada está ponchada, o que han vuelto a averiarse las unidades 4 y 5 de la CTE Nuevitas. Eso lo dice cualquier cubano a toda hora y en cualquier parte. Lo mismo en el aeropuerto que en la cola del pollo. En el parque Trillo, en la calle Enramadas o en medio del camino a ver los volcanes de Nicaragua.
Los cubanos de hoy se están haciendo expertos en ingeniería eléctrica y en leer con el sistema braille. El lenguaje técnico, empresarial y científico se ha colado ya en la vida cotidiana y cuando un esposo sufre un gatillazo y no puede satisfacer a su pareja por blandenguería de su instrumento, explica así su fallo: "Tenemos dificultades, desabastecimientos y carencias innegables, dolorosas algunas".
El peligro es que, de tanto repetir nombres parecidos, la gente llegue a odiar por igual la avería y el ave María, cuando una apaga y la otra alumbra. Pero fuera de esas pequeñitas cosas, esas nimias nimiedades, todo lo demás está claro cuando hay luz, que es casi nunca.
Ya hay hasta gente que piensa que esto es parte de un plan medio oculto del Ministerio de Educación Superior para formar especialistas en termoeléctricas, o de eso que algún genio bautizó como Sistema Eléctrico Nacional (CACA) por sus siglas en inglés. La idea nació del cerebro abollado del ahora meteorito de Santa Ifigenia, cuando estuvo a punto de volar la isla, cayos adyacentes, Triángulo de las Bermudas y medio mar Caribe con la central nuclear de Jaraguá, allá en Cienfuegos, candidata a recibir la orden "Chernobil 2" en cuanto echara a andar, cosa que por suerte jamás sucedió.
Hubo que esperar que los ingenieros que allí laboraron y la población de los alrededores dejaran de brillar y tuvieran más uranio empobrecido en la sangre para dar vía libre a esta segunda parte que reza: cada cubano un especialista en terminales. No importa si son eléctricas o de ómnibus. Para una economía como la cubana, enferma terminal, cualquier agujero es trinchera y cualquier cable es conductor.
Sin embargo, hay quienes dudan de la capacidad de la isla para formar a un especialista integral que lo mismo pueda arreglar el problema del transporte desplazándose a pie, que sepa, en teoría, cómo desponchar una termoeléctrica que se poncha, lo mismo en la fase 3 que en la 4. Los amargados han echado a rodar este cuestionamiento que cuestiona al puesto a dedo, a su señora esposa "tansimpáticaella", a ministros, subministros, viceministros, casiministros y suministros: "Si la estrategia del Gobierno es liberarse de responsabilidades, ¿por qué no le pasa el tema de la generación del país a una firma extranjera que sí sea capaz y no les quede, como a ellos, grande?
Pero la flor y nata de la revolución no ha respondido. En parte porque no entienden el planteamiento y en parte porque no lo han visto por falta de luz. Lo hagan o no lo hagan, no importa. Ya muchos cubanos decidieron eso mismo y pensaron, por primera vez, de manera unánime, y mira que cuesta trabajo poner de acuerdo a los cubanos. Así que una cantidad sorprendente de iluminados se fueron a buscar a esa firma extranjera, aunque por el camino pensaron que era mejor cortar por lo sano y firmar en el extranjero y allá quien quiera convertirse en pleno siglo XXI en el masajista Sato Ichi y no ver nada en derredor.
Si no se ve el progreso, ni la comida, ni el futuro luminoso, que uno no se vea las manos en las noches de la isla no cambia nada. La única diferencia entre quienes partieron antes y los que emprenden hoy el camino es la preparación y la luz que en sus ojos arde. Casi todos son expertos en termoeléctricas, y según un amigo, hay algunos que en su entrevista para venir a USA dicen que tienen un master en calderas, y los más apasionados, en energía atómica.
Dejan a los guardafronteras norteamericanos con la boca abierta cuando les sueltan aquello de que tienen una ingeniería en catao, y varios doctorados acelerados (en el caso específico de los cubanos de hoy se dice "aseredados") en sistemas energéticos. Son expertos en ligar bagazo con uranio y moringa con plutonio.
Y para pedir asilo político ya ni siquiera hablan de los zoquetes de la Seguridad del Estado ni de los energúmenos de Tropas Especiales. Ni siquiera mencionan a los chivas del comité. Saben que cualquier país del mundo los aceptaría como refugiados si les explican que se han dado a la fuga porque "la disponibilidad del Sistema Eléctrico Nacional es de 1.993 MW, con una demanda de 3.232 MW y una afectación por déficit de capacidad de generación de 1.274 MW".
Eso sí es saber de termoeléctricas. Y también de ese tumbe que todavía algunos llaman "socialismo".