Fusterlandia: de museo de la cerámica a centro de operaciones

​​​​​​​Fusterlandia parece salido de un cuento de hadas, un lugar lleno de colores y alegría, pero en realidad es otra cosa. Fusterlandia es una película de horror y misterio, y de las buenas.
Fusterlandia: de museo de la cerámica a centro de operaciones
 

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Fusterlandia parece salido de un cuento de hadas, un lugar lleno de colores y alegría, pero en realidad es otra cosa. Fusterlandia es una película de horror y misterio, y de las buenas.

Construida por el artista plástico José Rodríguez Fuster, nacido en Santa Clara en 1946, Fusterlandia, con el paso del tiempo se ha convertido en una opción muy popular entre los turistas que lleguen a La Habana, pero también en un centro de operaciones de la Seguridad del Estado.

Lo que inició en el año 1995 como un pequeño taller de cerámica en el patio de una casa, fue transformándose en un espacio referencial para las artes plásticas de la isla, y también en un santuario para que personalidades del mundo y de las altas esferas de la política cubana hicieran sus festines.

A medida que fue expandiendo su obra y su arte en las casas de los vecinos, el artista se fue ganando el respeto y el cariño de todos. En su momento realizó eventos para niños, exhibiciones acompañadas con grandes músicos. Fuster erigió además un monumento a los Cinco Héroes (agentes cubanos condenados por espionaje en Estados Unidos) y eso le valió el favor del gobierno para financiar gran parte de su proyecto.

Desde diciembre del 2014, luego de las intervenciones simultáneas de los presidentes de Cuba y EE.UU, Cuba se convirtió en un parque de atracciones: el “Parque Jurásico” del siglo XXI. Y en medio de esa avalancha, Fusterlandia reclamó su parte.

Bon Jovi y Katty Perry, fueron algunas de las personalidades que comenzaron a visitar el museo, que entonces se olvidó de la gente del barrio. Se dejaron de realizar aquellas grandes actividades culturales para los niños, y el lugar comenzó a prestarse para videos clip, reality show, promociones para agencias de viajes y almuerzos privados.

La cuadra se convirtió en un eje cultural. Los vecinos aprovecharon la ola, y comenzaron a levantar sus propios negocios. Suvenires, piña colada, agua de coco, etc. Eso trajo como consecuencia la prosperidad en algunas familias, y que las ventas del artista Fuster bajaran.

 

Alex Fuster, el hijo mayor de la familia y representante del papá, amenazó en diciembre pasado con que todos los negocios “se iban a pique”… Al parecer estaba esperando a que el decreto ley 349 entrara en vigor. Pero eso no ocurrió. Así que la Seguridad del Estado comenzó a inmiscuirse directamente.

Entonces comenzaron a aparecer personas filmando los negocios, cada uno de ellos.

Y vino la primera redada: la Seguridad del Estado desembarcó una mañana con policías e inspectores a investigar a los dueños, inspeccionar los locales de ventas buscando drogas. Pusieron altas cuotas de multas y cerraron algunos espacios. Inspeccionaron todas las galerías locales menos la galería de un joven pintor que lleva el nombre del padre, Alberto Giron, que por ser hijo de un oficial de seguridad personal la policía no entró a revisar su galería.

La Seguridad del Estado amenazó a varios de los dueños de los negocios con que los tendrían vigilados. Luego las aguas se calmaron, y si José Fuster estaba buscando espantar a todos esos pequeños negocios que le hacen sombra a su museo, lo que logró fue mantenerlos a flote.

Con el turismo de los cruceros fuera del juego por las nuevas restricciones implantadas por los EEUU a Cuba, Fusterlandia se prepara para dar la estocada final a sus vecinos.

Una fuente a la que tuvo acceso este reportero, y que pidió el anonimato porque aun trabaja en alguna de las galerías de la zona, contó que un señor de apellido Hernández, oficial del Minint, que no tiene familia en el extranjero y en el pasado se dedicaba de manera ilegal a criar y vender monos, compró recientemente una casa en la misma cuadra por la cifra de 60 mil CUC. Ahora todos están preocupados, se preguntan de dónde salió ese dinero, y saben que pueden hacerle una pasada.

La última vez, una supuesta turista colombiana pasó una tarde por los locales de venta, preguntando dónde podría conseguir marihuana. A la mañana del día siguiente, apareció la Seguridad del Estado, llenó la cuadra de camiones con policías y militares, buscaron una supuesta droga que no encontraron.

Escrito por Ariel Maceo Téllez