El extraño caso de las ópticas en Cuba, las que solo funcionan por la izquierda o en CUC

Luego de un mes desde que le entregaron la receta, y de haber recorrido varias ópticas estatales, Miguel, vecino del residencial Siboney en el municipio habanero de Playa, aún no ha encontrado quien le haga sus espejuelos nuevos, los cuales necesita de forma permanente
 

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Luego de un mes desde que le entregaron la receta, y de haber recorrido varias ópticas estatales, Miguel, vecino del residencial Siboney en el municipio habanero de Playa, aún no ha encontrado quien le haga sus espejuelos nuevos, los cuales necesita de forma permanente.

Migue, como le dicen sus amigos y vecino, un poco molesto nos cuenta que en la mayoría de los lugares el no fue rotundo. En unas ópticas tenían las armaduras pero no los cristales, y en otras era a la inversa.

"En la de La Lisa quise que me vendieran las armaduras para ponerle los cristales aquí en la de Flores, pero me dijeron que no, que eso estaba prohibido".

Según Migue, hubiera podido resolver de haber contado con algunos pesos de más, porque incluso en una óptica de Playa intentaron darle la dirección de una casa donde venden espejuelos traídos de Guyana.

"Yo soy jubilado y el dinero casi no me alcanza, no hay manera que pueda comprar mis espejuelos a sobre precio, ni por la izquierda".

En sintonía, como evidencia de que el problema está generalizado, el día primero de este mes el movimiento social Nosotros publicó en su página de Facebook otra trama de desidia institucional ocurrida en la óptica de Santiago de las Vegas.

"Es indignante y ya insoportable el mal trato en las instalaciones de salud pública a estas alturas después de tantas cosas hechas y publicadas parece absurdo seguir sobre lo mismo, pero si paramos esto se arraiga más".

En su publicación el movimiento Nosotros cuenta que a la óptica llegó un joven que debía recoger los espejuelos de su abuelo ese día, los cuales en ese momento aún no estaban listos y por eso debía esperar. La demora se debió a que el día que tenían previsto terminarlos no pudieron porque la máquina partió un cristal, y al parecer desde entonces no habían trabajado más en ellos porque en ese momento fue que se pusieron a hacerlo.

El movimiento Nosotros también nos cuenta que luego de esto salió el optometrista y le informó a los que están para hacerse una refracción, que él estaba esperando a los trabajadores de una empresa, y que si llegaban no les va a medir la vista a ningunos de los presentes.

Luego de eso, dos horas más tarde, salió de la consulta del optometrista una joven quejándose porque él no le quiso hacerle la refracción a su mamá, por el único hecho de que la señora tenía dirección de Guantánamo, y a pesar de que la joven imploró y explicó la imposibilidad de llevar a su madre a otro establecimiento debido a sus condiciones de salud, que no eran buena, tuvo que retirarse ante la negativa persistente del especialista.

En la publicación también se menciona el caso de un joven que tampoco consiguió que el optometrista lo atendiera por no tener las pupilas dilatas, algo que forma parte de sus labores como especialista, y ante el reclamo del joven el técnico se limitó a decir que en ese momento no podía, e inmediatamente salió a la calle a conversar con un ciudadano en bicicleta.

El que redactó la denuncia del movimiento Nosotros contó también que en las cuatro horas que permaneció en la óptica de Santiago de las Vegas tampoco pudo conseguir que le reparar sus gafas, pero que en todo ese tiempo no se detuvo la entrada de personas a la consulta de optometría y a reparaciones, las cuales luego de pagar algún dinero extra salían con su problema resulto.

Otro caso es de la Karla Basilio, quien el 12 de noviembre publicó en su cuenta de Facebook el caso de su hijo, un niño pequeño que tiene que usar espejuelos.

Karla escribió que fue a la óptica estatal de Centro Habana, la cual presta sus servicios en pesos, pero que no pudo hacer los espejuelos porque en ese momento hacía 6 meses que no había cristales de la medida que necesita su hijo.

También escribió que fue a la óptica que Almendares, ubicada en la conocida calle Obispo de la Habana Vieja, la cual comercializa sus productos y servicios en CUC, y allí sí habían cristales, pero por el valor de 35 CUC, y que las armaduras más baratas costaban 88, precios que son imposibles de pagar los salarios de Cuba.