Una de las documentalistas jóvenes más importantes de nuestro país es la realizadora de Televisión Serrana Ariagna Fajardo, títulos como: ¿A dónde vamos?, El círculo, Al sur el mar, La casita, entre otros, la definen como una autora que polemiza sobre aspectos cruciales de la condición humana, así como dialogar con su contexto y momento histórico, proponiéndonos más interrogantes que respuestas, y reflexionando sobre historias que conforman la geografía de la Sierra Maestra.
Con el sugerente título ¿Qué pasa con La Mesa? Ariagna propone una aguda reflexión sobre La Mesa, un poblado abandonado en la Sierra Maestra que fue la comandancia del Ché Guevara hacia finales de los años cincuenta.
Teniendo como hilo conductor al museólogo Ledesma Garcés, el documental insiste en una mirada polémica sobre la situación del lugar, que permanece abandonado desde hace años.
En la estructura del documental se establece un interesante contrapunteo entre las declaraciones del museólogo y la cámara, que recrea con su lente, un panorama desolador, que prácticamente solo permite divisar la abundante naturaleza salvaje que lo cubre, donde es casi imposible vivir para el hombre.
¿Qué pasa con La Mesa? es un documental donde la observación se convierte en un personaje más, el protagonismo de la fotografía nos permite visualizar el creciente abandono y la huella del paso del tiempo, que hace del lugar un sitio inhóspito.
El documental también insiste en mostramos la valía de los hombres que hoy mantienen lo poco que ha quedado del lugar, y que con fuerzas propias reconstruyen lo que se ha ido perdiendo en La Mesa, un lugar de difícil acceso y que prácticamente nadie habita, solo estos hombres en su afán de que no se pierda lo poco que ha quedado.
Ariagna discursa con la historia pero también con la desidia de los que han olvidado el lugar, el lente de la cámara no deja de mostrarnos la abundante naturaleza que cada día se apodera más del entorno, de donde han emigrado los campesinos buscando mejores condiciones de vida; una secuencia conmovedora del documental es cuando el museólogo dice a cámara que cuando el Ché estaba en la comandancia había más vida, que después del triunfo de la Revolución, y sobre todo, con el paso de los años los habitantes se han ido por no sentir habitable el lugar.
Es la nostalgia el tono escogido por la realizadora para connotar un suceso lamentable en la geografía serrana, y sobre todo porque paradójicamente este sitio abandonado por el gobierno y por todos es un sitio de una vivencia histórica importante, no solo para la Sierra Maestra sino para la historia del país.
No por gusto al final del metraje a manera de paratexto la realizadora cita a un gran pensador de la literatura mundial, el portugués José Saramago, cuando dice: Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia.