La senadora Elizabeth Warren (D-MA) fue atacada repetidamente durante el debate presidencial demócrata del martes por la noche.
Sus rivales acusaron a la senadora de Massachusetts de esquivar las preguntas sobre el costo de Medicare for All y por su plan estrella para crear un “impuesto a la riqueza”.
Warren dijo que "los costos subirán para los ricos y para las grandes corporaciones, y para las familias trabajadoras de clase media los costos bajarán", pero no respondió directamente sí o no sobre si aumentaría los impuestos
En las últimas semanas, Warren ha subido a la cima como la favorita del 2020, donde ahora se la considera líder junto con el vicepresidente Joe Biden, según un promedio de Real Clear Politics.
En el escenario del martes por la noche, fueron los candidatos moderados los que se mostraron dispuestos a presionar a Warren. Junto a South Bend de Indiana, el alcalde Pete Buttigieg y la senadora de Minnesota Amy Klobuchar (D-MN) la cuestionaron por negarse a decir honestamente dónde obtendría los fondos para su plan de salud universal que algunos apuntan sólo podría venir de un aumento en los impuestos.
Está confrontación reforzó su nuevo estatus como favorita en la carrera para derrocar al presidente Donald Trump el próximo año, mientras que de todos sus antagonistas fue Klobuchar la más efectiva al cuestionarla.
Si Warren hizo un caso convincente para su agenda abiertamente populista de izquierda liberal, Klobuchar hizo un trabajo admirable al tomar precauciones en nombre de la moderación centrista-liberal.
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“Aprecio el trabajo de Elizabeth pero, una vez más, la diferencia entre un plan y un sueño imposible es que realmente se pueda hacer algo”, señaló la senadora de Minnesota Amy Klobuchar.
Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana, agregó: “Lo hemos escuchado esta noche. Una pregunta de ‘sí’ o ‘no’ que no recibe un ‘sí’ o ‘no’ como respuesta”.
Warren insistió en que “dejé claro cuáles son mis principios”, alegando que rebajar las primas significaría que el costo general del seguro de salud bajaría para la mayoría de los estadounidenses.
Para saber a quién aman los medios, mira a quién dejan hablar
La senadora de Massachusetts Elizabeth Warren pasó la mayor parte del tiempo hablando en el debate de CNN / New York Times el martes por la noche, registrando casi 23 minutos, según el seguimiento de CNN. Para una alineación de 12 candidatos presidenciales, eso es bastante bueno. (Por otra parte, ¿cuánto esperábamos escuchar de Tom Steyer?)
La perspicacia de Warren no necesariamente indicaría un sesgo si ella no hubiera A) hablado durante casi siete minutos más que el siguiente candidato más detallado y B) no hubiera de antemano recibido esa cobertura aduladora en la prensa.
Luego la siguió Joe Biden hablando por 16 minutos. Se vio obligado a defender a su hijo y afirmar que no es demasiado viejo, con casi 77 años, para postularse a la presidencia.
Sin embargo, pasó apuros para explicar de forma convincente por qué su recién anunciado plan ético para evitar conflictos de interés con sus familiares no se aplicó a su hijo Hunter cuando fue contratado como director de una empresa energética ucraniana en 2014.
Esa relación se ha convertido en el punto central del intento de Trump para que el gobierno de Kiev investigase a los Biden, un esfuerzo que tuvo un papel decisivo en el inicio de la pesquisa de la Cámara en su contra.
El debate también le sirvió a Sanders para regresar a la campaña tras sufrir un infarto a principios de este mes aunque el senador por Vermont no se mostró tan combativo como en citas anteriores.
Con una docena de aspirantes a la candidatura demócrata sobre el escenario, el debate organizado por CNN y The New York Times fue el más grande en la historia moderna. Fue el primer cara a cara demócrata en poco más de un mes.
(Con información de AP)