Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos han iniciado conversaciones con el número dos del régimen chavista, Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, además de algunos integrantes del círculo personal de Nicolás Maduro, con el objeto de persuadirlos para que se avengan a un acuerdo que garantice una salida incruenta a la crisis política que vive Venezuela.
Parte de las conversaciones incluyen garantías y estímulos para que Cabello y algunos jerarcas chavistas cedan a las demandas de la comunidad internacional, y se avengan a un acuerdo electoral creíble que permita superar a Venezuela la grave crisis que atraviesa, de acuerdo con información dada a conocer por la agencia de noticias Associated Press.
Cabello habría recibido en Caracas a un alto funcionario de la administración Trump con el objeto de escuchar sus proposiciones en julio pasado. La información de AP da cuenta de que Estados Unidos busca una segunda conversación. Cabello no lo ha confirmado ni negado.
Segundo a bordo en la estructura de poder del chavismo, Cabello es visto por los venezolanos como el más radical e intransigente de los dirigentes chavistas que detentan en el poder en el país, la última línea de defensa con la cual contaría el régimen bolivariano, con una clara influencia en las Fuerzas Armadas y la policía política. Es uno de los pocos dirigentes que podría desbaratar cualquier acuerdo político en Barbados entre el chavismo y la oposición con solo emitir una declaración.
Su programa de televisión Con el mazo dando, transmitido los miércoles por la televisora estatal Venezolana de Televisión, se ha constituido en el paredón mediático a partir del cual Cabello encara sus diferencias con la oposición venezolana en un marco cada vez más restrictivo y hostil.
Aunque se ha especulado durante años en torno a sus ambiciones personales, su presunto pragmatismo en temas económicos y sus diferencias de criterios con la dirigencia cubana, Diosdado Cabello, todo un ortodoxo del legado chavista, ha metabolizado con enorme claridad su papel como "·número dos" en el mapa de poder revolucionario venezolano, prestando un recurrente y abnegado servicio de soporte al gobierno de Maduro y la revolución bolivariana como bastión a defender, en los momentos más complejos, e identificando en los dirigentes opositores venezolanos como sus únicos enemigos.
Cabello es un político rígido y fanatizado, con más de militar que de civil, acostumbrado a hacer las cosas en sus términos, con un poder que no está dispuesto a regatear en el marco republicano y negado de plano a cualquier acuerdo con sus adversarios.
Aunque su presencia y la de sus aliados en el Gobierno que preside Nicolás Maduro es más bien discreta, Cabello mantiene claras zonas de influencia, autónomas de la voluntad de Maduro, en el Partido Socialista Unido de Venezuela y en la Asamblea Nacional Constituyente.