“Yo no sigo al béisbol”— dice Menardo Chamizo, pinareño radicado en la capital desde hace años—. “Antes era mi pasión. Recuerdo que todos en mi casa, hasta mi abuela, no nos perdíamos un juego de pelota y nos conocíamos el orden al bate de todos los equipos de la serie nacional. Ahora nadie la ve, preferimos el fútbol. Mis hijos se conocen los nombres de todos los jugadores de las ligas europeas, incluso el de los nuevos fijaches. Pero de béisbol no conocen a nadie”.
La derrota de Cuba en los Juegos Panamericanos celebrados en Lima, Perú, es un termómetro de la actualidad, algunos justifican el descalabro, queriendo tapar el sol con un dedo, como Carlos Cana, militante del Partido de la Empresa de Servicios Comunales de Playa, antiguo asiduo del béisbol que va para dos años con el televisor roto. Dice que se enteró tarde que Cuba se quedó sin medallas.
“Es extraño, porque siempre ganábamos. La razón debe ser el bloqueo. No dejan entrar pelotas, ni bates, ni guantes. Si faltan esas cosas es por culpa del bloqueo”.
En un recorrido por barrios de La Habana, se observan grupos de niños jugando fútbol en la calle, o en terrenos yermos, con porterías rústicas pero con balones nuevos y camisetas de Cristiano Ronaldo y Leonel Messi, pero no se vio a ninguno jugando béisbol.
Carmelo Sarazo, profesor de Educación Física de una escuela primaria, alerta que la atención a nuestro deporte nacional ha caído al piso.
“En los programas de clases de 5to y 6to grado se da fútbol, y califica para las notas finales. Con el béisbol no sucede lo mismo. Otro dato: en casi todas las escuelas del país hay terrenos de fútbol, pero de béisbol en muy pocas”.
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El triste desempeño de los peloteros cubanos desató críticas y justificaciones en las redes sociales. No hubo remociones de cargos en la comisión nacional ni jalones de orejas, la La Federación Cubana de Béisbol hizo un análisis de las causas que incidieron en la debacle. Incluso expertos informaron “científicamente” los motivos de la derrota.
Carlos Brito, pitcher estrella de las ligas juveniles, al que quemaron el brazo picheando todos los días, hoy es carretillero y cuenta que un antiguo colega de los Metropolitanos le contó, que la “ciencia” había determinado las causas de la derrota en Lima.
“Cuando mi socio me dijo lo de la ciencia, yo pensé que habían descubierto algo en los bates, o que el cuero con que se fabricaron los guantes eran de animales con anemia y por eso fueron los continuos errores en los lances, pero no, fue la misma trova de siempre: mala dosificación de carga, la falta de topes internacionales, el erróneo esquema de entrenamiento. Perdieron porque se quedaron atrás, sencillamente”, asegura Carlos.
El “Yayo Linares”, gloria deportiva y estrella de los equipos Industriales en los años setenta, es recordado todavía por su tacto al bate y sus jugadas espectaculares. El Yayo sobrevive hoy revendiendo bisutería en la calle; y de alguna forma justifica la derrota del equipo Cuba:
“La verdadera culpa la tienen los traidores que abandonaron la patria para irse a jugar a las Grandes Ligas. Pero fíjate en una cosa: nadie habla de las ocho medallas de oro del boxeo, ni de los oros en atletismo, ni la demostración de Mijaíl López en la lucha, solo hablan de la derrota en la pelota, como si fuese el único deporte que existiera en Cuba”.