Una apacible isla, asentada en medio de un lago nicaragüense, ha sido el blanco de la represión de las fuerzas sandinistas que han arremetido contra los isleños que el pasado 19 de abril celebraron el segundo aniversario del levantamiento civil de 2018 contra del régimen de Daniel Ortega.
Así lo destacó una reciente investigación periodística del portal nicaragüense Expediente Público.
Los pobladores de la isla de Ometepe, en el sur del país, viven perseguidos y asediados por agentes policiales y paramilitares, después de los sucesos del pasado 19 de abril en Esquipulas, una de las siete comarcas y dos ciudades que conforman la ínsula.
“Tengo que estar escondido. No nos bañamos, a veces no comemos, nos pican los animales, dormimos mal, con los nervios alterados, pues tenemos que hacer guardia para cuidarnos y no nos encuentre la policía que nos busca día y noche. Andan en los callejones bien armados, dicen que hasta van a traer perros para encontrarnos”, contó José Evenor Mora al referido medio nicaragüense.
Después de la incursión de la policía, con la ayuda de los primeros refuerzos de antimotines, inició la cacería de jóvenes y adultos, a la que se unió un segundo contingente de policías antidisturbios que llegó, el 20 de abril, en el primer ferry de las 8:30 a.m.
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Según el reporte, desde el pasado 19 de abril de 2020, unas 40 personas huyeron a las montañas luego de la represión desatada después de que decenas de jóvenes aprovecharan una fiesta en la comunidad de Esquipulas, para conmemorar el aniversario del levantamiento de abril 2018 contra el Gobierno de Ortega.
“El pueblo nos apoya llevándonos comidas a cierto punto en el campo y nosotros bajamos a traerlo con otros muchachos, nos mandan avena, pan, pinol (bebida nacional de maíz con cacao), agua y cosas que uno necesita”, dijo una de las personas que logró huir.
En abril de 2018, Ortega enfrentó un estallido social por todo el país, pero logró aplastarlo a sangre y fuego, aunque las raíces del descontento se mantienen y las fuerzas policiales continúan con el acoso contra opositores.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (CIDH), han señalado al Gobierno de Nicaragua como responsable de la violencia, que incluye delitos “de lesa humanidad”.
La crisis de Nicaragua ha dejado, según estimaciones de organismos locales de derechos humanos, unos 684 muertos desde ese abril de 2018, así como cientos de presos o desaparecidos, y miles de heridos.
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La celebración del segundo aniversario de esos acontecimientos, en esa comunidad de la isla de Ometepe, desencadenó la represión gubernamental contra los isleños.
Según Expediente Público, la isla está literalmente bajo ocupación policial y paramilitar. Los lugareños viven vigilados y asediados, y los antimotines armados se pasean por todas las comunidades de la isla, donde viven 62.000 personas.
La isla se sitúa en medio del Lago de Nicaragua, también conocido como Cocibolca, el más extenso de Centroamérica con 8,000 kilómetros cuadrados, en el sur del país.
“El sandinismo ha sido aquí una plaga que ha venido a querer infestar a sus habitantes, mucha gente que no vive aquí o no es de Ometepe y es sandinista, ahora son paramilitares”, dijo una de las entrevistadas a Expediente Público.