A Miguel Ángel Orozco Núñez, sólo le falta que a su paso Celia Cruz cante aquella guaracha de Nestor Milí, “El yerbero moderno”. Se sostiene con la venta de plantas medicinales y dice que por razones de la medicina verde nadie lo llama por su nombre de pila, sino por su nombre de yerbas: Chichicaste, una especie de ortiga oriunda de Guatemala cuya raíz se hierve y es usada para desbaratar los cálculos en los riñones.
Miguel Ángel, “Chichicaste”, originario de Buey Arriba, Granma, en la antigua provincia de Oriente, dice que está en este oficio desde hace unos ocho años, quizá más. No es algo lucrativo, dice. Un día puede hacer 50 pesos y otro solamente 10. Con 10 pesos no resuelve nada porque debe utilizar cinco vehículos para moverse de acá para allá y de allá para acá.
El allá es Capellanía, después del pueblecito de Ceiba del Agua, y el acá es Bauta. Un día se le acercó un policía y le dijo que no podía vender en la calle porque por ella pasaba semana tras semana, Ramiro Valdés, ex Ministro del Interior, en su paso hacia la ciudad de Artemisa.
El yerbero dice que sus conocimientos los obtuvo a través de los libros, además de que sus padres tenían experiencia usando la medicina verde, como se le dice ahora. Chichicaste carga un saco con sus productos y lamenta que esa tradición de usar los productos que nos brinda la naturaleza se ha ido perdiendo.
Zarzaparrilla, copal, raíz de toa túa, hierba de la sangre, surgen misteriosamente en sus manos, que las han ido a buscar en la manigua. Se reconocen por el olor y por la fisionomía, nos dice. Luego se pierde lentamente bajo su gorra, y uno cree escuchar a Celia cantando:
En medio de las carencias de medicamentos en Cuba, oficios como los de los yerberos, parecen condenados a no desaparecer del ADN del cubano. Sin embargo, al igual que muchas personas en las zonas rurales de Cuba, este yerbero que alivia males vive en condiciones miserables.
En una choza en precarias condiciones y padeciendo la carencia de incluso alimentos básicos, uno se pregunta por qué Chichicaste no lleva, entre sus productos, el abrecaminos, que tanta falta nos hace para "ayudarnos" con nuestro destino.