Intelectual cubana Alina Bárbara López denuncia intento de secuestro por parte de agentes de la Seguridad del Estado

La intelectual cubana Alina Bárbara López denunció en su perfil de Facebook el intento de secuestro que sufrió en Matanzas este 6 de abril por parte de tres agentes de la Seguridad del Estado que la vigilaban mientras ella se manifestaba de manera pacífica en un parque de la capital matancera.

La editora relató que cuando salió del Gobierno Provincial, donde la “convidaron” a conversar sobre el objetivo de su protesta, que era la liberación inmediata del escritor Jorge Fernández Era, el Director de Cultura del territorio le pidió que lo siguiera a la Sala de conciertos White para realizar una llamada.

López expuso la complicidad de ese funcionario de Cultura con la Seguridad del Estado, pues nunca estuvo llamando a La Habana para indagar acerca de Fernández Era, sino que se estaba comunicando con tres agentes apostados dentro de un carro en el parque.

“Cuando salía de la sala de conciertos fui abordada por los tres agentes que ya habían parqueado el carro en la misma puerta de entrada, quizá para que montara sin que se divisara mucho desde el parque”, relató López.

La escritora expuso que los de la policía política fueron groseros y trataron de hacerla subir a la fuerza al auto, a lo que ella se negó “terminantemente”. Alina les dijo que ella no reconocía a la Seguridad como “como un interlocutor y que, según la propia ley de procedimiento penal, no lo son, que ese era un arresto ilegal”.

“Me trataron de conducir al carro por la fuerza y mi hija y mi yerno, que estuvieron cerca todo el tiempo, se acercaron para defenderme. Ese fue un momento denigrante: tres hombres entrenados intentando reducir por violencia a tres personas pacíficas”, agregó.

La intelectual refirió que con su yerno usaron una llave en el cuello para inmovilizarlo y a su hija Cecilia le rompieron la sombrilla y el reloj. Incluso una amiga intentó mediar para impedir la violencia de la policía política contra López y su familia.

"Grité pidiendo auxilio y creo que se preocuparon, pues nos dejaron de agarrar. Ellos no me dieron golpes en la cara o el cuerpo, tampoco a mi hija, pero nos empujaron, halaron, tiraron contra la pared en el intento de secuestro, que eso era lo que a fin de cuentas trataban de hacer”, aseguró.

Finalmente, Alina contó que la situación terminó con otra “conversación” sobre su manifestación pacífica y su traslado en patrulla a una estación de la Policía Nacional, donde fue “advertida” por ejercer un derecho constitucional.

“Dejé claro que el 18 de cada mes continuaría manifestándome, así que me haría una visita habitual del lugar. Terminó la conversación. Ni siquiera leí el acta (…) Eso fue casi todo lo que pasó, al menos lo que recuerdo. Los derechos solo existen si son ejercidos. Los ejerceré”, sentenció.