Los hijos de un alto funcionario cubano tienen buenos negocios en Estados Unidos y España y disfrutan tranquilamente del capitalismo, mientras sus empresas brindan servicios al régimen.
Se trata de los hermanos Dávalos, Rodolfo y Lourdes, hijos de Rodolfo Dávalos Fernández, presidente de la Corte Cubana de Arbitraje Comercial Internacional. El hijo es presidente de Caribbean Ventures Management LLC, con sede en Delaware, pero que tiene sus oficinas en Miami. Esta empresa se dedica a la búsqueda y gestión de negocios de gastronomía en Cuba. Su principal producto es una App que cuenta con más de 50 mil clientes en todo el mundo.
Llama la atención que AlaMesa –la App- es una plataforma que ha recibido alabanzas tanto desde las páginas del diario oficialista Granma, que le ha dedicado extensos reportajes promocionales, pero además desde el The New York Times y hasta de la revista Forbes, una verdadera proeza que no hubiera sido posible sin el empuje de ese joven cubano radicado en Miami, quien ha funcionado como padrino de más de un proyecto independiente generado dentro de la isla.
Lourdes trabaja para el Uría Menéndez Abogados, un despacho de asesoramiento jurídico muy profesional en Madrid. Cuando la firma británica Esencia Hotels & Resorts se asoció con el grupo extrahotelero cubano Palmares para un gran negocio en Cuba, Rodolfo padre recomendó el asesoramiento del despacho madrileño, aunque por ley esta empresa mixta tiene que recibir asesoría jurídica del despacho cubano correspondiente.
Entre 2009 y 2011 el Dr. Dávalos solía recomendar el asesoramiento de otro despacho madrileño: Eversheds Lupicinio. Aquí trabajó su hija durante ese lapso.
En la primera gran inversión extranjera en Cuba, a finales de los años 80, que supuso la construcción de poco más de 1400 habitaciones de 4 y 5 estrellas en Varadero, más 200 bungalows, campo de golf y un sistema de tratamiento de aguas residuales por parte del grupo español Sol-Meliá, estuvo presente la asesoría de Rodolfo padre, quien más tarde pasaría a ser director asistente de Meliá-Cuba. Su nombre, asociado al bufete de abogados Mossack Fonseca, fue de los primeros en aflorar cuando se desató el escándalo de los Panama Papers.
Este hombre ha estado involucrado en el caso de los cinco agentes de inteligencia cubanos de la red Avispa, condenados en los Estados Unidos por espionaje, en la disputa contra el empresario chileno Max Marambio y su empresa Río Zaza, así como mucho antes en el famoso caso del niño Elián González.