El izquierdista y exlíder estudiantil Gabriel Boric se impuso en las elecciones presidenciales de Chile, las más polarizadas de la historia reciente del país sudamericano.
Boric, de 35 años, ganó con un 55,8% de las preferencias sobre su adversario derechista José Antonio Kast, quien lo llamó para reconocer su derrota cuando se habían contado la mitad de los votos.
“Desde hoy es el presidente electo de Chile y merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva. Chile siempre está primero”, señaló Kast. Boric también recibió la felicitación del mandatario saliente Sebastián Piñera, quien lo invitó a una reunión informativa el lunes, en el palacio de gobierno.
A sólo dos horas de concluida la elección se habían contabilizado el 96,7% de los sufragios y el exdirigente de las protestas universitarias aumentó su ventaja a 11 puntos sobre su adversario, con el 55,8% de las preferencias. Kast tenía un 44,2%.
Ninguno de los dos aspirantes pertenecía a los partidos políticos tradicionales y ambos habían dicho que darían un nuevo giro a un país que en las últimas tres décadas ha sido gobernado por mandatarios más cercanos al centro político.
Kast, un legislador que tiene un historial de defender la dictadura militar de Chile, ganó la primera vuelta electoral de noviembre con un 27,9% de los votos, seguido de Boric, con 25,8%. No pocos electores votaron por temor a que no ganara su favorito.
“Viví lo que fue la izquierda en este país y no lo quiero vivir nunca más”, dijo a The Associated Press Beatriz Lagos, una empleada pública de 61 años de edad, que afirma sufragó por Kast.
Constanza Camus, una ingeniera en telecomunicaciones de 28 años, dijo, por su parte, que “no hay por quién votar; uno significa retroceso y el otro estancamiento”. Añadió que el próximo periodo “va a ser complejo para ambos, ya que son extremos”.
Boric, de 35 años, será el presidente moderno más joven de Chile. Fue uno de varios activistas electos al Congreso en 2014 después de liderar protestas por una educación de mayor calidad.
Fuerte detractor del modelo económico de Pinochet, propone aumentar gradualmente los impuestos a los “súper ricos” para expandir los servicios sociales, combatir la desigualdad e impulsar la protección del medio ambiente.
En las últimas semanas, ambos candidatos moderaron sus programas y discursos para conquistar al electorado de centro, que mayoritariamente no votó en noviembre.
El próximo gobierno enfrentará un complejo panorama económico. Luego de un crecimiento entre 11,5% a 12% este año, caería a un 2% en 2022, con una inflación cercana al 7%, más del doble de la meta del 3% que por años ha tenido Chile.