Un coronel de la fuerza aérea venezolana y su familia fueron encontrados muertos este martes en su casa en el distrito de Cagua, en el estado Aragua. Se trata de Gustavo Machado Melo, su esposa Yanett Soto y sus dos hijos, Gustavo Machado Soto y Gabriela de los Ángeles Machado.
Todos presentaban heridas de arma blanca y las manos atadas, y la hipótesis principal del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) es que se trató de un robo. Abonó la teoría el hecho de que también había objetos tirados y la casa se encontraba desordenada.
El periodista que reveló el hecho, Eleazar Urbaez, indicó que Machado Melo tenía 54 años y trabajaba en el Grupo Aéreo Caza número 16, donde se desempeñaba como técnico de mantenimiento de motores en la Base Aérea El Libertador (Bael) de Palo Negro, en Aragua.
El hecho se suma a las ya extremadamente elevadas cifras que refieren a los homicidios en el país caribeño. A principio de mes, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) -una organización no gubernamental que investiga los índices delictivos junto a varias universidades- informó que en las últimas dos décadas más de 300.000 personas fueron asesinadas en Venezuela. Ello arroja un promedio de 41 personas por día durante los 20 años durante los cuales el chavismo ha mantenido el monopolio de la fuerza.
Y las cifras se han incrementado exponencialmente durante este período de tiempo. “Hace 20 años tuvimos 4.550 homicidios al año (…) y el año 2018 tuvimos 23.000 muertes violentas”, reportó el director de la ONG, Roberto Briceño León, tras recordar que hubo años más violentos que el pasado, como 2016, cuando la cifra de víctimas fue de 28.000.
Este incremento ha hecho que la tasa de homicidios pasara de 19 por cada 100.000 habitantes en 1998 a 81,4 el año pasado, lo que ubica a Venezuela en la parte más alta de las listas mundiales de violencia, superando a algunos países que viven conflictos armados.
"En 20 años lo que hemos tenido es una tendencia creciente de los homicidios, especialmente los catalogados como resistencia a la autoridad", un apartado que engloba a quienes "sin juicio y sin condena, mueren a manos de la policía".
Esta práctica, explica Briceño León, es la más preocupante, pues arrojó un total de 5.500 asesinatos en 2017 y subió a 7.500 en 2018, es decir, “cada día del año en el país fallecieron 20 personas a manos de la policía y de los militares”.
Los índices delictivos se dispararon en el país caribeño sobre todo entre 2004 y 2012, años en los que la nación registró sus mayores ingresos por concepto de explotación petrolera y tiempo en el que el Gobierno aseguró haber distribuido esa riqueza para eliminar la desigualdad entre pobres y ricos.
Sin embargo, durante el sexenio gobernado por Nicolás Maduro, más de 100.000 venezolanos engrosaron la lista de víctimas mortales de la violencia y aumentaron los casos de “resistencia a la autoridad” con la implementación de acciones policiales y militares bajo el nombre de “Operación de Liberación del Pueblo”.
Al ahondar sobre las características de las víctimas y los victimarios, los informes del OVV reflejan una semejanza innegable: casi todos son hombres, jóvenes y pobres.
Según estos datos, más del 60% de los asesinados en los últimos 20 años (cerca de 200.000) tenían entre 14 y 29 años cuando perdieron la vida, en tanto que el 90% eran hombres y más del 80% vivían en la pobreza.
Del lado de los victimarios, las características son muy similares, con el alarmante dato sobre la edad de incorporación a la delincuencia, que ha ido bajando hasta los 12 años, aunque abundan casos de antisociales con 10 y 11 años.
Aunque el delito más común en Venezuela es el robo, la violencia es medida principalmente por los asesinatos, pues las víctimas de los ladrones, cada vez en mayor medida, optan por no reportar flagelos menores.
Esto ocurre, según el OVV, debido a la impunidad “casi absoluta” que impera en el país, donde en el 92% de los casos de homicidios “no hay ni siquiera una persona arrestada”.