La batalla contra el nuevo coronavirus que van a tener que librar los 7700 millones de ciudadanos del planeta puede durar entre 12 y 18 meses, según advierte un informe elaborado por un equipo del Imperial College de Londres.
Los autores analizan con modelos epidemiológicos las dos estrategias contra el coronavirus que hay sobre la mesa: la de mitigación, para ralentizar, pero no detener la propagación de la epidemia, y la de supresión de la transmisión, como se intenta ahora en España y en Italia con medidas drásticas de encierro en los hogares y el ejército en las calles.
Los científicos, liderados por el epidemiólogo Neil Ferguson, recomiendan la estrategia de supresión, pero advierten que será necesario “mantener las medidas al menos de manera intermitente, mientras el virus circule por la población o hasta que haya una vacuna disponible”.
En el caso de la covid-19, “se necesitarán al menos unos 12-18 meses antes de que tengamos una vacuna”.
El equipo de Ferguson calcula que unas políticas de mitigación óptimas —con el aislamiento de los casos sospechosos, la cuarentena de su entorno y el distanciamiento social de las personas mayores o con enfermedades graves— podrían evitar la mitad de las muertes, pero incluso así “la epidemia mitigada resultante probablemente provocaría cientos de miles de fallecimientos y la saturación repetida del sistema sanitario, sobre todo de las unidades de cuidados intensivos”.
El modelo predice 250 mil muertes en Reino Unido y hasta 1,2 millones en EE UU, dos países que empiezan a endurecer su estrategia.
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Los ciudadanos tendrán que armarse de paciencia para la batalla de la supresión de las infecciones. “Predecimos que la transmisión repuntará rápidamente si se relajan las medidas”, alertan los autores. Los investigadores plantean “un distanciamiento social intermitente” en función de los datos ofrecidos por los sistemas de vigilancia epidemiológica.
Nadie habla de permanecer 18 meses encerrados en casa. “Una estrategia mínima de supresión incluye el distanciamiento social de toda la población [minimizando los contactos cercanos fuera del hogar], combinado con el aislamiento de casos en su casa y el cierre de escuelas y universidades”, señala el informe.
“Para evitar un repunte en la transmisión, estas medidas deben mantenerse hasta que haya suficientes existencias de vacunas disponibles para inmunizar a la población, lo que podría ser dentro de 18 meses o más”, subraya.
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El informe del Imperial College, con datos de China, Reino Unido y EE UU, calcula que el 9,3% de los octogenarios infectados fallecería, frente al 5,1% de los septuagenarios, el 2,2% de los sexagenarios y el 0,6% de los quincuagenarios.
Los casos sintomáticos que requerirían hospitalización oscilan entre el 10% de las personas de entre 50 y 59 años y el 27% de los mayores de 80 años. De estos hospitalizados, el 70% de los octogenarios, el 43% de los septuagenarios, el 27% de los sexagenarios y el 12% de los quincuagenarios tendrían que ingresar en la UCI. Son porcentajes que pondrán a prueba la capacidad de los sistemas sanitarios.