Agredidos periodistas por partidarios de Ortega tras la misa por Ernesto Cardenal

Tras la misa fúnebre del poeta, una turba partidaria del sandinista Daniel Ortega repartió puñetazos y puntapiés a los comunicadores, además de robarles su equipo de trabajo
Entierro de Ernesto Cardenal
 

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Al menos cinco periodistas nicaragüenses, entre ellos un colaborador de la cadena estadounidense CNN, fueron agredidos este martes por partidarios del Gobierno que preside el sandinista Daniel Ortega tras dar cobertura a una misa en homenaje al fallecido teólogo y poeta Ernesto Cardenal.

Dos de los periodistas golpeados, Hans Lawrence, de la plataforma digital "Nicaragua Investiga", y David Quintana, del medio digital "Boletín Ecológico", fueron trasladados a un centro médico privado en Managua.

Los otros reporteros agredidos fueron Arnaldo Arita, colaborador audiovisual de la cadena CNN, Leonor Álvarez, del diario La Prensa, y Noel Miranda, de la plataforma digital "Artículo 66".

La periodista de La Prensa explicó que ella y su colega Lawrence fueron agredidos cuando iban detrás del féretro de Ernesto Cardenal, el cual era asediado por simpatizantes sandinistas que acudieron a la misa a gritar consignas contra los amigos del poeta y a favor del presidente Ortega.

ROBAN EQUIPOS DE TRABAJO

Álvarez dijo que fue agredida cuando trataba de resguardarse, pero fue alcanzada por partidarios de Ortega que, además de golpearla, le robaron el teléfono móvil con el que hacía transmisión en vivo.

"Me tiré al suelo para que el daño fuera menor y estoy bien gracias a Dios", afirmó.

Aseguró que su colega de "Nicaragua Investiga" recibió puñetazos y puntapiés, resultó "más golpeado" y también le robaron su equipo de trabajo.

"Fue algo espantoso", resumió, por su lado, el periodista David Quintana, que transmitió en vivo la agresión contra sus dos colegas, cundo fue alcanzado por simpatizantes sandinistas que lo maltrataron y le interrumpieron la transmisión.

ATAQUE DIRIGIDO A REPORTEROS

Según Quintana, a él lo dieron puños y puntapiés en la cara, que le quedó inflamada, y le lesionaron un dedo.

"Me robaron todo y el cuerpo me duele", lamentó el comunicador, quien advirtió que el ataque fue dirigido a los periodistas.

El camarógrafo Arita, colaborador de CNN, dijo que a él lo golpearon en la cara y en las piernas, pero no lo lograron botar, que, al parecer, era el objetivo.

"Se me llevaron la cámara de vídeo y el micrófono inalámbrico", precisó.

Los comunicadores daban cobertura a una misa en homenaje al poeta Cardenal, fallecido el domingo pasado, y a la que asistieron decenas de sandinistas, que llegaron a la Catedral de Managua, movilizados en autobuses y abuchearon al obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), Rolando Álvarez, que estuvo a cargo de la homilía y a quien calificaron de "golpista".

"SACRÍLEGO" SANDINISTA

En la Catedral, los partidarios de Ortega lanzaron consignas, gritos y amenazas contra los asistentes y amigos del poeta y antes de que finalizara la misa golpearon y robaron a dos jóvenes disidentes, además pincharon llantas de los vehículos estacionados afuera del templo.

Al finalizar la ceremonia religiosa, los simpatizantes sandinistas gritaron ofensas a los asistentes que acompañaban el féretro, quienes calificaron como "sacrílego" la acción de los partidarios de Ortega.

En un informe divulgado el lunes, el movimiento Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) calificó como de "alarmante la violencia ejercida contra periodistas y profesionales de la comunicación, así como el estado de impunidad ante atentados a la integridad física y mental, a la vida humana, al asedio judicial, las campañas de descrédito, y la sustracción y confiscación ilegal de equipos periodísticos".

El movimiento PCIN, que califica al Gobierno de Ortega como "enemigo de la prensa libre", contabilizó al menos 404 delitos contra la libertad de prensa y de acceso a la información entre el 16 de diciembre y el 29 de febrero pasados en este país centroamericano, en el marco de la crisis.

Desde 2018, Nicaragua vive una crisis sociopolítica que ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 684 y el Gobierno reconoce 200 y denuncia un intento de "golpe de Estado".

 

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