Miami, (EFE).- La familia Arechabala, la creadora del ron Havana Club, es la protagonista de "Amparo", una obra de "teatro de inmersión" en la que el espectador recorre con los cinco sentidos la Cuba de los últimos 62 años sin moverse de una vieja casa de Miami.
Las cubanoestadounidenses Vanessa García y Victoria Collado, autora y directora de "Amparo", respectivamente, son las artífices de una de las primeras experiencias en Miami de un tipo de teatro en el que el espectador es parte esencial de la representación.
En un café de la Calle 8, la vía principal de la Pequeña Habana miamense, directora, autora y los principales actores se presentaron este martes a los periodistas, que pudieron conocer por adelantado algunas escenas de esta obra que se estrenará el 4 de abril y degustar algunos cócteles que se servirán en cada función, como el Habana Especial que estaba de moda en 1957.
En ese año, en un club náutico de Varadero, comienza la historia de "Amparo", que debe su nombre a la esposa de Ramón Arechabala, que era gerente de ventas cuando la revolución que estalló en Cuba el 1 de enero de 1959 confiscó la empresa ronera que su familia había fundado en Cuba en 1878.
En unas declaraciones a Efe García y Collado subrayaron que ambas son cubanoestadounidenses y contar esta historia era una deuda con sus propias familias, que pasaron por "un trauma" y les transmitieron a ellas su dolor.
"El rol del artista es darle luz a la oscuridad. Muchos han vivido en la oscuridad, había un velo y lo estamos levantando", dice García, que junto a Collado forma parte del Colectivo Abre Camino.
Collado apunta que la idea es "ponerse en los zapatos" de los que tuvieron que dejar Cuba después de 1959, sin olvidarse de que se trata de un espectáculo: Participan 22 actores, cuatro bailarines y cinco músicos y la escenografía está cuidada al máximo detalle.
The Broadway Factor, una compañía que con producciones como "American Son" y "Kinky Boots" ha ganado varios premios Tony y Emmy, está implicada en el proyecto.
"Amparo" se representará en una vieja casa familiar del centro de Miami, que ha sido rehabilitada y acondicionada para este fin. El público recorre las estancias de la casa y va encontrando lugares, tiempos y experiencias distintas en los 90 minutos que dura la obra.
"Aunque la historia sea muy cubana puede tocar e interesar a cualquiera que haya tenido necesidad de emigrar de su país y comenzar de nuevo", dice a Efe la actriz Susana Pérez, que hace de Amparo Arechabala, quien todavía vive y ha establecido unos estrechos lazos con los que llevan adelante este proyecto cultural.
La actriz subraya que, a su juicio, los espectadores van a salir "nostálgicos, conmovidos y quizás también furiosos" por lo que los Arechabala tuvieron que pasar como otros miles de cubanos que se fueron al exilio después de la revolución.
Ramón Arechabala, que estuvo en la cárcel tras la expropiación, llegó a Miami en 1966 con la receta del ron Havana Club, que estaba registrado desde 1934 y que se servía en un famoso local de igual nombre abierto en la Plaza de la Catedral de La Habana en 1936.
Muchos años después le vendió los derechos y la receta a Bacardí, otra familia cubana del sector del ron que tuvo que salir de Cuba, aunque en este caso pudo seguir produciendo desde otros países.
La obra acompaña las vidas de Ramón, que falleció en 2010, Amparo y su familia hasta nuestros días.
El actor René Granado, que hace de Ramón de joven, nació en España como él. Sus padres dejaron Cuba tras la llegada al poder de Fidel Castro y vivieron en Madrid un tiempo hasta dar el salto a Estados Unidos.
En "Amparo", los espectadores, dice Granado, interactúan entre ellos y con los actores, ríen, bailan y también lloran porque "dejar cosas atrás" es siempre doloroso.
Roberto Escobar, que hace de un Ramón ya maduro, cuenta que en unas funciones de prueba que hicieron en Miami y Nueva York hace ya meses para un público especial y reducido, uno de los espectadores se desmayó de la emoción que sintió cuando él hacía un monólogo sobre los miles de niños de la Operación Pedro Pan, que fueron sacados de Cuba para que no fueran adoctrinados en el marxismo.
A su juicio, "revisitar el pasado nos hace analizar y conocernos mejor". Ese es el propósito de esta obra, más que convencer a alguien de cuestiones políticas, dice este veterano actor, que dejó Cuba con tres años y trabaja en la serie "El señor de los cielos".
Para un actor lo más difícil del teatro de inmersión es que hay que estar listo para responder a las reacciones del público, que no siempre actúa como se espera, dice.
Las mujeres son muy importantes en esta obra, pues ellas son las que traen la historia desde el pasado, dice Bertha Leal, quien tuvo una entrevista con la verdadera Amparo, a quien encarna en su juventud.
Según dice, "Amparo" habla del exilio cubano en particular, pero de una manera más general se centra en la experiencia del emigrante, lo que la hace universal y más en una ciudad como Miami donde casi todos vienen de otro lugar.