El presidente Daniel Ortega alentó este sábado a los sandinistas a defender la paz en Nicaragua durante la fiesta partidaria del "repliegue", ante una reducida cantidad de seguidores reunidos en un campo de béisbol en las afueras de la ciudad de Masaya, en el Pacífico del país.
Ante un público compuesto por militantes sandinistas y trabajadores del Estado invitados al acto, Ortega, cuyo Gobierno es señalado por organismos humanitarios de ordenar ataques contra manifestantes, explicó que la paz es clave para el desarrollo de Nicaragua.
"Para que pueda haber trabajo, salud, educación, cultura, deporte, desarrollo en cualquier país de este planeta, en primer lugar tiene que haber paz. Y eso es lo que ha defendido a lo largo de la historia el pueblo nicaragüense, el 'repliegue' es parte de esa batalla", dijo Ortega, ante cientos de sandinistas.
El "repliegue" fue un éxodo de unas 5.000 personas de Managua hacia Masaya, que antecedió la caída del dictador Anastasio Somoza Debayle en 1979, y que en este 40 aniversario fue encabezado por Ortega, como todos los años.
Al igual que en 2018, como producto de la crisis sociopolítica, Ortega se desplazó de Managua hacia Masaya bajo excepcionales medidas de seguridad.
Decenas de patrullas policiales a pie, en vehículos todoterreno, autobuses o motocicletas, fuertemente armados, se apostaron a los lados de una carretera de más de 30 kilómetros, desde el centro actual de Managua hasta la ciudad de Masaya, en un despliegue pocas veces visto en Nicaragua.
La seguridad para el presidente incluye la prohibición de armas de fuego y cortantes en toda Nicaragua, que entró en vigor el viernes y se extenderá hasta este domingo.
Hasta antes de 2018 el "repliegue" atraía a decenas de miles de sandinistas, dispuestos a recorrer a pie la distancia entre las ciudades, pero en los dos últimos años el recorrido se hace en automóviles y ya no atrae a las grandes masas.
Mientras Ortega celebraba, los habitantes de Masaya divulgaron imágenes en internet donde mostraban las puertas de sus casas cerradas en rechazo a la presencia del presidente. Otros sacaron la basura a la calle y ahí la dejaron, en señal de repudio.
Por segundo año consecutivo el presidente evitó llegar al centro de Masaya, ciudad que en junio de 2018 se declaró "territorio libre del dictador", en referencia a Ortega, tras lo cual se produjo un ataque armado de oficialistas contra la ciudad que dejó decenas de muertos, incluyendo niños.
"Estamos defendiendo la paz, la libertad y el trabajo para todos los nicaragüenses", dijo Ortega este sábado.
Su discurso sorprendió por la hora y su brevedad, ya que fue una de las pocas veces que apareció bajo la luz del sol y solamente tardó hablando siete minutos con 21 segundos, contrario a los extensos discursos que brinda cuando se presenta de noche o en espacios interiores.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), unas 326 personas han muerto en el marco de la crisis en Nicaragua, aunque organismos humanitarios locales elevan la cifra a 594 y el Gobierno admite 200.
(Con información de EFE)