Tras los sucesos en Bolivia, que culminaron con la renuncia del presidente boliviano Evo Morales, el pasado domingo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, puso sus barbas en remojo y ha llamado a sus aliados a movilizarse para actividades de calle para reafirmar su apoyo y su continuidad en el poder.
Eso, aun cuando la comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos han confirmado la represión de su régimen contra la población que se levantó en su contra en abril de 2018, exigiendo más apertura democrática de un régimen al que consideran dictatorial.
Los sindicatos sandinistas convocaron este martes a sus afiliados a mantenerse en "movilización permanente" en apoyo al Gobierno de Daniel Ortega con el fin de evitar "cualquier intentona golpista" en Nicaragua como la que, a su juicio, ocurrió contra el presidente dimisionario de Bolivia, Evo Morales.
Los tres sindicatos sandinistas más grandes del país explicaron, por separado, que se encuentran en alerta por si la oposición local intenta replicar en Nicaragua lo que calificaron como el "golpe de Estado" dado a Morales en Bolivia.
El dirigente de la Central Sandinista de Trabajadores (CST), Roberto González, dijo a periodistas que todos los movimientos sindicales afines a Ortega unirán sus fuerzas para defender las "conquistas, la paz, la estabilidad y la recuperación económica del país" centroamericano.
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"Y decimos esto porque con los recientes acontecimientos en Bolivia hay pretensiones de darle continuidad al fallido golpe de Estado del año pasado" en Nicaragua, señaló González, en alusión a las protestas callejeras que estallaron en abril de 2018 por una impopular reforma a la seguridad social, de la que luego se exigió la renuncia del mandatario.
La dirigente de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetsalud), Corina Centeno, dijo, por su lado, que están preparados ante cualquier pretensión de los opositores a Ortega.
La CST, Fetsalud, la Federación Nicaragüense de Trabajadores (FNT), entre otros movimientos sindicales, cuya mayoría de miembros son trabajadores del Estado, anunciarán mañana una "unidad sindical revolucionaria que defenderán al Gobierno de Nicaragua", según González.
Desde abril de 2018, Nicaragua vive una crisis sociopolítica que ha dejado al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 651 y el Gobierno reconoce 200 y denuncia un supuesto intento de golpe de Estado.
Según el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), ente tutelado por la CIDH, el mayor responsable de la violencia es el Gobierno de Ortega, a quien atribuye incluso crímenes "de lesa humanidad" en medio de la crisis.