Hace 30 años la complicidad entre funcionarios mexicanos y narcotraficantes permitía que los barones de la droga entrarán a la residencia oficial de Los Pinos, donde vivía el presidente, armados y con entregas de droga, así lo reveló el ex agente de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), Héctor Berrellez.
Berrellez coordinó en México en la década de los ochenta la llamada operación “Leyenda” que inició en 1985 y culminó en 1989 con la detención de Miguel Ángel Félix Gallardo, que para entonces era uno de los mayores traficantes de cocaína en el mundo.
En su libro The Last Narc: A Memoir by the DEA’s Most Notorious Agent, Berrellez cuenta esta y otras historias que no se vieron en la serie basada en este tema.
En entrevista con Infobae México, aseguró que las detenciones de cabecillas del narco realizadas en los ochenta, principalmente del Cártel de Guadalajara, se debieron a arreglos con las autoridades y citó el caso de Ernesto Fonseca Carillo, “Don Neto”, que “lo metieron en una jaula de oro, las mujeres entraban y salían, tenía casi un zoológico adentro hasta con pericos y otros animales. Le dijeron ‘tenemos que castigarte y, mira, lo soltaron ya”.
Don Neto tiene actualmente 90 años, en 2016 se le otorgó el beneficio de prisión domiciliaria. Tanto Don Neto como los otros dos cabecillas del cártel: Rafael Caro Quintero “El narco de narcos” y Miguel Ángel Félix Gallardo “El jefe de jefes” fueron detenidos entre 1985 y 1989 por su presunta responsabilidad en el asesinato del ex agente de laa DEA, Enrique Camarena Salazar.
Caro Quintero fue liberado en 2013, aunque posteriormente se dictó una nueva orden de aprehensión en su contra y es uno de los hombres más buscados por EEUU, mientras que Don Neto está en prisión domiciliaria.
El único que seguiría en la cárcel es El jefe de jefes, sin embargo, Berrellez asegura que “tengo información que Félix Gallarado ya no está en la cárcel, está en su casa”.
Uno de los pasajes que cuenta Berrellez es cómo durante la primera parte del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), El narco de narcos enviaba cada mes dos kilos de cocaína a Los Pinos.
Mientras que, durante el sexenio de su antecesor, José López Portillo, Don Neto recibió como regalo del más alto funcionario del país un auto Mercedes Benz blindado.
“Eso no está documentado en las cortes de Estados Unidos porque entonces no se les estaban haciendo cargos a los políticos mexicanos”, dijo, “es información que está en informes de la DEA que son registrados y son archivados aquí. Desde hace 30 años se tiene la información”, aseguró Berrellez.
Basado en la información de tres testigos, que fueron guardaespaldas de Fonseca Carrillo, Berrellez, aseguró también que en una ocasión fueron a visitar a Juan Arévalo Gardoqui, secretario de la Defensa Nacional entre 1982 y 1988, a quien le entregaron dinero en el Campo Militar número Uno.
El ex agente de la DEA, afirmó que, aunque se mantiene el pacto de impunidad entre políticos y narcotraficantes, ese primer trato se rompió después de la detención de Félix Gallardo, quien entregó el poder a sus sobrinos, los hermanos Arellano Félix, del Cártel de Tijuana, lo que desató inconformidades entre la gente de Joaquín “El Chapo” Guzmán y Héctor “El Guero” Palma Salazar.
Tradicionalmente, el proveedor de cocaína de los cárteles mexicanos había sido el colombiano Cártel de Medellín, de Pablo Escobar, pero tras la entrega del poder a los Arellano Félix, El Chapo y su gente empezaron a hacer tratos con el Cártel de Cali. A juicio de Bellerez, fue ahí donde inició la guerra entre organizaciones delictivas mexicanas que convirtió al país en un baño de sangre.