La viuda de Pablo Escobar, Victoria Eugenia Henao, también conocida como ‘la Tata’, confesó que luego de la muerte del narcotraficante, los enemigos de él la citaron para ajustar cuentas y entregar varias propiedades por saldos pendientes de venganzas con otros narcos.
Relató la mujer en su libro ‘Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar’ en donde reveló que los cobros que le hicieron unos 40 capos narcotraficantes por la deuda de Pablo Escobar ascendía a más de 120 millones de dólares.
La millonaria suma, según cuenta la mujer, aseguraría que no la mataran a ella ni a su familia (Juan Pablo Escobar no estaba incluido, pues lo querían matar por miedo a que siguiera los pasos de su papá), por concepto de lo que habían gastado en la guerra con el jefe del cartel de Medellín y por los daños y perjuicios que este les causó con secuestros, asesinatos, daños a sus propiedades y otras situaciones.
Los primeros en pedirle dinero a la viuda no fueron los enemigos, sino los empleados de Pablo Escobar que estaban presos, entre otros alias ‘Popeye’, ‘Giovanni’, ‘Mugre’, ‘Otto’ y ‘Arete’.
Después, entró en una negociación con “los principales capos del narcotráfico en Colombia”, liderada por los jefes del cartel de Cali, los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José ‘Chepe’ Santacruz y Hélmer ‘Pacho’ Herrera.
Ese proceso empezó en febrero de 1994 y duró, por lo menos, ocho meses hasta que la mujer pudo pagar el saldo total. Varias de estas reuniones se hicieron en las sedes del club América de Cali.
Para las negociaciones, Victoria necesitó organizar un equipo de siete abogados y dos asesores contables para armar el listado de bienes con los que iba a pagar lo que los narcos le estaban exigiendo. Unos 62 bienes que había dejado Escobar consiguieron poner a disposición.
“La reunión fue larga y tediosa, porque se dedicaron a escoger uno a uno los 62 bienes incluidos en la lista que llevé. Pero a diferencia de nuestro primer encuentro, me pareció otra buena señal que aceptaran recibir el 50 % de la deuda en bienes incautados y el restante porcentaje en propiedades listas para comercializar, eso sí, libres de apremios judiciales. Eso de apropiarse de bienes ‘emproblemados’ tenía una explicación: sus conexiones en las altas esferas del Estado les ayudarían a ‘lavar’ los bienes de Pablo, dejando por fuera a sus herederos. Lo que evidentemente sucedió”, contó la "Tara".
La mujer del jefe del cartel de Medellín reveló algunos detalles de a quiénes se los había dado:
El jefe paramilitar Carlos Castaño, por exigencia de su hermano, Fidel Castaño, se quedó con un lote de nueve hectáreas. “El extenso y costoso terreno estaba pegado a la mansión Montecasino, con lo cual Fidel amplió su poderío económico”, además, se les entregaron pinturas de más de 3 millones de dólares.
Varios capos, de los que no dio los nombres, se repartieron “un complejo de torres de apartamentos en El Poblado (uno de los barrios más exclusivos de Medellín). Más de 10 apartamentos del lugar estaban “disponibles”, según dijo la viuda, que añadió que una de sus cuñadas también se quedó con un ‘penthouse’ de allí, pues se lo heredó la mamá de Escobar.
Una finca en los Llanos Orientales, que su marido nunca le mencionó a Victoria, contaba con una pista de aterrizaje y “cien mil hectáreas” de extensión, lo que lo hacía apetecida por los enemigos del capo.
Leonidas Vargas le dijo a la viuda que su marido le debía un millón de dólares. Por eso, ella le dio un avión de Pablo Escobar, que la Fiscalía había ordenado devolverle a la familia del capo, tras estar confiscado durante 10 años. “Él se quedó con el aparato después de verificar que podía volar y salió ganando porque en un hangar del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín estaban almacenando un lote de repuestos que solo le servían a ese avión, valorados en cerca de 300 mil dólares”, recordó Victoria Eugenia Henao.
La herencia ascendía a 120 millones de dólares de acuerdo con un testamento que escribió Pablo Escobar con “su puño y letra en 1983”, publicó Semana. Sin embargo, según los cálculos de la revista Forbes y de una biografía publicada en Vanity Fair en 1992, en donde se asegura que Escobar recaudaba mensualmente 100 millones de dólares.