El presidente de Siria, Bachar el Asad, ha recibido ayer jueves al canciller venezolano, Jorge Arreaza, para exhibir su compromiso con el régimen de Nicolás Maduro.
“Lo que está sucediendo en Venezuela es similar a Siria. El objetivo es dominar y confiscar la decisión independiente de los Estados”, ha dicho el Asad. El país árabe lleva ocho años inmerso en una guerra que ha provocado, a su vez, una de las mayores crisis humanitarias en lo que va de siglo. Siria es, a su vez, aliado preferencial de Rusia —que ha mostrado sin ambages su apoyo a Maduro— en Oriente Próximo.
El viaje del ministro de Relaciones Exteriores venezolano se ha centrado en las muestras de repudio de sus socios a Estados Unidos, un país que apoya sin fisuras al opositor Juan Guaidó como presidente encargado del país sudamericano. Antes de viajar a Damasco, Arreaza ha visitado la capital libanesa, Beirut, para conversar con el presidente Michel Aoun y diversos miembros del Parlamento de ese país. La gira fue sorpresiva y parece orientada a obtener respaldo al sucesor de Hugo Chávez. “La oposición venezolana tiene instrucciones de tomar el poder por la fuerza, por eso rechaza el diálogo y cualquier posibilidad de sentarse a resolver políticamente la situación creada en Venezuela”, dijo el jefe de la diplomacia venezolana. De momento, sin embargo, los acuerdos concretos son discretos.
El gobierno de Maduro apela a las históricas alianzas del chavismo con Oriente Próximo para responder a sus desavenencias con el mundo occidental. El gobernante cuenta con el rechazo explícito —canalizado a través del apoyo a Guaidó— de decenas de países. Su aceptación es reducida en Europa y en América, donde solo Bolivia, Cuba y Nicaragua defienden con claridad la política chavista. Para el resto de naciones del continente americano es vital una salida del mandatario, al que responsabilizan de la peor crisis que ha sacudido nunca Venezuela.
El jefe de la Asamblea Nacional, Guaidó, es reconocido por su parte como presidente interino por una larga lista de países, y él mismo se ha encargado de tejer nuevas alianzas diplomáticas.