Turista australiana sobre viaje a Cuba: “No voy a volver”

Una turista y reportera australiana, identificada como Melisa Iaria, relató en el diario The Courier Mail la odisea que vivió en su visita a Cuba tras un viaje impulsivo y sin planificación que realizó desde México en una fecha no precisada.

La australiana compartió una columna sobre el viaje a Cuba y describió una serie de dificultades que la hicieron prometerse no regresar a la isla caribeña. El viaje, que surgió como una idea espontánea desde México, se transformó en un calvario para la joven.

Iaria señaló que recientemente se encontró en un sobre unos 200 pesos cubanos, algo que le hizo recordar "los remanentes de un viaje desafortunado del cual no deseo hablar". No obstante, como advertencia para el resto de los ciudadanos australianos, lo contó en el diario.

Una de las primeras dificultades que enfrentó fue la falta de conocimientos sobre el sistema monetario cubano, lo que le impidió disponer de efectivo para cubrir sus necesidades en La Habana.

Después de esperar mucho tiempo en el único cajero automático del Aeropuerto de La Habana, se dio cuenta de que sus tarjetas de crédito no eran aceptadas en la isla y, por lo tanto, no contaría con efectivo. Resolvió acudiendo a la Embajada de Canadá, como país perteneciente a la Commonwealth.

Iaria relató que su experiencia “se volvió sorprendente” cuando se encontró con un australiano llamado Ned, quien le dijo que había sufrido un asalto días atrás, a pesar de lo cual le dio un dinero que ella se comprometió a reembolsarle al volver a Australia.

Aunque ya tenía efectivo, la angustia, explicó, fue permanente. Encima, cuando creyó que ya terminaba su calvario, la aerolínea modificó el horario de su vuelo de retorno, y, como es complicado conectarse a la internet en la isla, ella ni se enteró de la notificación.

“Llegué al aeropuerto, solo para que me rechazaran con una furia explosiva y con solo dos dólares en el bolsillo”, señaló.

Desde el aeropuerto y por recomendación de un trabajador, pudo comunicarse con su madre en Australia para que acudiera a la agencia de viaje y la reubicaran en el próximo vuelo de salida desde La Habana.

“Abordé ese avión, jurando no regresar a Cuba por algún tiempo, tal vez nunca. Meses después, encontré un sobre viejo que contenía 200 pesos cubanos que había olvidado. Resulta que no estaba tan arruinada como pensaba mientras viajaba por ese pequeño y frustrante país al que todavía no voy a volver”, aseguró.