Próspero año y felicidad
La situación en Cuba augura un 2024 aún peor.
Actualizado: December 30, 2023 3:04pm
Hasta José Feliciano se daría cuenta, sin mirar mucho a su alrededor, que lo que espera a los cubanos en el 2024 no será fácil. Bastaría otear el aire, olerlo un poco, afinar el oído y comprender que todo será peor que el año que termina. Si hasta le han robado una de las cuerdas de la guitarra.
A pesar de los buenos deseos del Puesto a Dedo, conocido también por el pueblo respetuoso como “Este niño”, que hizo todo lo que estuvo en sus manos para desgraciarlo, el año 2023 ha sido un desastre para el país, que con el esfuerzo unánime del gobierno y del partido comunista ya es un país exánime, o casi no es ya un país.
Una isla que han abandonado, paulatinamente o en loca y tumultuosa huida, la carne de res, de cerdo, de pollo, de lata, en fin, la carne, y también el azúcar, el café, el aceite y otras grasas, el arroz, el cemento (menos el de GAESA, que lo tiene en la cabeza), los combustibles, la energía eléctrica, la inteligencia y la cordura. Y detrás de todo eso, la gente.
Y, como decía aquel filósofo, de cuyo nombre no me acuerdo: “Un país sin gente no es un país”, aunque la emigración cubana, el exilio en todos sus colores y esplendores, han demostrado que la gente sin país sigue siendo gente, y esa gente hace posible que aquel país que ya no es un país, siga siendo ligeramente un país porque allí todavía vive su gente, es decir, su familia, aunque los que más se beneficien son los hijos de chiva tuerta que hacen todos los esfuerzos porque nunca más sea un país aquel país. No sé si me repito o me redundo en la redundancia.
Así que al final del mes que posiblemente sea el menos mes del año, cuando la gente se pone triste porque “Este niño” ha viajado, pero ha regresado, dice ahora por calles y marañas, por baches y montañas (de basura): “Del cerdo, un pelo, y de Díaz-Canel un orzuelo”. Y en otras zonas alejadas de la capital de lo que fuera un país, que también tienen baches y montañas de basura, se comenta, lejos de la malsana atención de policías y chivatos, esta observación verídica: “Los caballos no han comido y se los van a comer”. Aunque en algunas zonas se ha observado un raro y preocupante fenómeno: los caballos han comenzado a comer carne, y carne humana nada menos.
Para colmo de males, o colmo de los colmos, que es también males de los males, el 2024 viene chapeando bajito, mientras la ciudad se derrumba y yo cantando, y lo que queda del funesto 2023 se desmorona como edificio en Centro Habana, se va como jonrón de Agustín Marquetti, o, para decirlo con metáfora agraria, se marcha “como la puerca de Casimiro, barranca abajo y sin freno”.
Y el nuevo año, que debería anunciarse como un año feliz en el país que ya no es país porque tampoco “Este niño” ha dado pie con bola, amenaza con otros males: “El régimen cubano anunció un nuevo paquetazo económico que hará aún más vulnerable el bolsillo de los cubanos y supondrá un aumento del 25% de la tarifa eléctrica para altos consumidores, del gas licuado, de la tarifa del agua potable de consumidores no metrados, así como un nuevo valor del dólar”.
Eso sucede porque no hay rigor en la elección de los líderes. Normalmente estos personajes, dotados de cierto magnetismo para las masas, y que arrastran a los más descerebrados y a los que quieren tener cerebro, aspiran a entrar a la historia de sopetón, sin pasar por una evaluación, sin casting ni nada. Y eso les hace creer que pueden disponer de todo a su antojo.
Otro gallo cantaría si se citara a los candidatos y se les sometiera a un test de personalidad de manera obligatoria, y se les evaluara sicológica y mentalmente. Es importante saber hasta dónde llegan su piedad, su humildad y su sensibilidad. Caso de que desapruebe, se aconseja encerrar al individuo en un sótano tapiado y no dejarlo salir nunca más. Para este paso se debiera utilizar un cuestionario que cubra todos los aspectos humanos, para ver si el candidato es un ser humano y no un animal, y conocer con ello, valorar lo que nos espera, caso de aprobación, aunque sabemos que el muy hijo de fruta manipulará a las masas. Pero se debe estar preparado para cualquier eventualidad.
Después de las preguntas de rigor, las normales, como qué es lo primero que hace al despertar y cómo hace una gallina cuando pone un huevo, y de rellenar las casillas elementales, es decir, peso, altura, color de los ojos, color del pelo, color de las uñas, se puede pasar a otras preguntas más profundas. Si al inquirir por el color de las uñas dice “esta semana las llevo rojas punzó” y el candidato es varón, se pudiera suspender la entrevista porque ya uno imagina el curso que tomará la encuesta. Luego se mediría su intensidad. Su rendimiento, velocidad y pasión en diversos temas que van desde lo sexual, lo musical, lo popular y lo social. Se intentará calcular si cree realmente en la familia, en la amistad, en la fidelidad y en el respeto mutuo, que algunos desaprueban porque consideran que el respeto mutuo es respetarse doblemente o que los respeten a ellos y a su mutuo.
He aquí un simple ejemplo de este tipo de test y lo que nos habríamos ahorrado si se hubiera aplicado con seriedad:
Pregunta: ¿Qué motivos le impulsan para querer liderar un movimiento social en la isla?
Respuesta: El afán de hacer justicia. Nadie como yo está tan capacitado como yo para encausar como yo las aspiraciones del pueblo que no soy yo. Me gusta hablar a las masas, ver cómo las masas se cocinan lentamente con el fuego de mi palabra.
Pregunta: ¿Qué planes inmediatos tiene?
Respuesta: Voy a organizar un movimiento y asaltar un cuartel y después vamos a alzarnos en las montañas, para quitarle a los ricos toda su riqueza. Eso es lo más rico.
Pregunta: Oiga, pero eso de asaltar un cuartel militar y alzarse en las montañas es violencia.
Respuesta: Y a mí qué. De todos modos, yo no voy a ir, porque no puedo ver la sangre. Violencia es la que ejerce el poder. Cuando yo tome el poder también voy a ejercer la violencia, pero la gente no se dará cuenta, porque será violencia revolucionaria. Además, yo no tendré la culpa. La va a tener José Martí, que es un autor intelectual.
Pregunta: ¿Usted quiere a su familia?
Respuesta: Un poquito, pero me quiero más yo y a la justicia social.
Pregunta: Supongamos que muere su madre... ¿Qué haría?
Respuesta: Organizo el velorio. Y cuando todo esté listo le dejo la parte final a Raúl, que es más sensible. ¿Aprobé?
Nadie descalificó al candidato y por eso todo está como está. Y ahora hasta nos desean próspero año y felicidad. Le ronca la malanga. Pégate al agua, Felo.