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Eutanasia en Cuba: ¿muerte “digna” en un país de vida indigna?

Las autoridades comunistas muestran mayor diligencia a la hora de ofrecer una “buena muerte”, que en dejar a los ciudadanos procurarse una vida digna

Actualizado: Tue, 02/21/2023 - 10:00

Dos hechos recientes demuestran, de la peor manera posible, la decadencia del sistema de Salud Pública en Cuba: las autoridades confirmaron la muerte de 10 recién nacidos en enero, en un hospital de La Habana; la semana pasada medios independientes reportaron el fallecimiento de varios ancianos en un hospital psiquiátrico de Holguín.

Tomados en conjunto, esos eventos son una metáfora de la vida del cubano común en la actualidad: acosado desde que nace hasta que envejece por la posibilidad de morir en un hospital por una fulminante infección, por la desidia de algún sanitario mal pagado o por la falta de medicamentos básicos.

Probablemente, ese Sistema de Salud Pública donde abundan situaciones como las descritas en esta nota, contará en pocos meses con una legislación que autoriza la eutanasia, palabra que proviene del griego y significa “buen morir”. La novedad fue presentada como parte de en un proyecto de Ley de Salud en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento alabardero de Cuba, durante el 10º Periodo Ordinario de Sesiones, en diciembre de 2022.

La nueva ley sustituirá la de 1983 y el Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, dijo sobre el tema de la eutanasia que “es muy revolucionario y no debemos privar a nuestro pueblo de ese derecho”.

De acuerdo con la escasa información en la prensa estatal, la legislación reconocería la eutanasia como “derecho” a una “muerte digna” y una forma de “atención y cuidado sanitario” con un “proceder médico que provoca la muerte”.

Pero, ¿qué es realmente la eutanasia? La Dr.Sc. Asunción Álvarez del Río, de la Universidad Autónoma de México, la ha definido como “una acción que se realiza en el contexto de la atención médica, con la cual un médico causa la muerte de un paciente, generalmente mediante una inyección de medicamentos que producen una muerte rápida y sin dolor, y un elemento muy importante: es a petición del paciente”.

El procedimiento solo es legal en siete países del mundo, en su mayoría europeos. Los partidarios de reconocerla como derecho se basan en el principio de “autonomía” de las personas, pero otros rechazan esta práctica, incluidos gremios médicos y grupos religiosos.

La Asociación Médica Mundial (AMM) “se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica”, alegando “su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana”.

Colombia es el único país de Latinoamérica con una legislación en vigor desde 2014 para practicar la eutanasia, aunque estaba despenalizada desde los años 90. El Ministerio de Salud colombiano estableció una regulación para la “muerte digna”: el paciente debe tener un padecimiento en estado terminal, otras enfermedades “incurables avanzadas” o sufrir agonía; considerar que la vida ha dejado de ser digna por la enfermedad; su solicitud debe ser “voluntaria, informada, inequívoca y persistente”; y debe dar su consentimiento de manera “clara, informada, completa y precisa”.

En el país sudamericano se legalizó el procedimiento tras una intensa polémica en torno a casos puntuales de personas que lo exigían. De forma similar sucedió con las demás naciones que aprobaron la eutanasia o la variante de “suicidio asistido”, en la que el mismo paciente toma los medicamentos para terminar con su vida con la supervisión del personal médico.

Sin embargo, mientras en el mundo se debaten las implicaciones éticas de aceptar la eutanasia, en Cuba la población tiene como una de sus urgencias sobrevivir al deterioro de la Salud Pública. Precisamente, una de las objeciones a su implementación señaladas por miembros Gremio Médico Cubano Libre (GMCL), es que el tema fuera puesto sobre la mesa por el Gobierno cubano, y que no apareciera como reclamo de algún sector de la ciudadanía.

El Dr. Miguel ángel Ruano, miembro del GMCL, ha cuestionado: “¿En Cuba se está tratando de legitimar la muerte, de alguna manera, a través de los altos costos que constituye el sistema de salud un paciente con una enfermedad del tipo de terminal?”

Lo cierto es que la posible legalización de la eutanasia en Cuba aparece en momentos en que el sistema de Salud Pública toca fondo. En las redes sociales abundan las denuncias de familias que no encuentran medicinas o tratamientos actualizados para todo tipo de enfermedades, o sobre fallecimientos atribuidos a la falta de ambulancias para socorrer a tiempo a los pacientes.

En 2022, un familiar de los autores de esta nota enfermó en dos ocasiones con peligro para su vida: en La Habana contrajo la COVID-19 y el dengue. A cada padecimiento los médicos, entre apenados y rutinarios, en vez de recetar medicamentos inexistentes en las farmacias estatales le aconsejaban a irse a casa a descansar, comer bien, en un país donde faltan los alimentos básicos. No podían hacer otra cosa.

El mismo director de Salud Pública admitió en diciembre último la falta de 219 medicamentos del cuadro básico, y 197 de los que solo se tenían para un mes. De los fármacos en falta, 146 eran responsabilidad de las empresas del Estado, que debían producirlos.

El ministro José Ángel Portal también reconoció la ausencia de insumos para operaciones quirúrgicas y para mejorar la vida de los enfermos: “Hay recursos críticos en estos momentos, como catéteres, equipos de transfusión, prótesis de cadera, colectores, entre otros”, dijo el funcionario en el parlamento.

Además, el éxodo de cubanos por la grave crisis económica y de derechos humanos afecta al personal de Salud, impidiendo la atención adecuada de enfermos y pacientes crónicos.

Ante la difícil realidad del sistema de Salud Pública y una población cada vez más envejecida, especialistas afiliados al GMCL opinan que la prioridad debería ser mejorar los servicios de salud, antes de abrir la puerta a la eutanasia o al suicidio asistido.

Para el Dr. Lucio Enríquez Nodarse, “si a un paciente no se le garantiza un tratamiento adecuado desde un principio, va a terminar por supuesto en una enfermedad terminal con dolores, pero, ¿qué lo llevo a ese estado?: el mal tratamiento inicial. Lo éticamente cuestionable está en esto: no es para un país donde no existen garantías de lo más elemental, que es el tratamiento”, dijo, entrevistado por CubaNet.

Las autoridades comunistas muestran mayor diligencia a la hora de ofrecer una “buena muerte”, que en dejar a los ciudadanos procurarse una vida digna. La eutanasia se entiende como una forma de “atención y cuidado sanitario”, pero dentro de un sistema de salud con altos estándares de calidad.

¿Es realista reconocer el derecho a una “muerte digna” cuando no se pueden garantizar la limpieza y la provisión de insumos en los hospitales? El Gobierno cubano cree que sí, en su afán de venderse ante la izquierda internacional como un ejemplo de “progreso”, mientras que los cubanos de la isla están necesitados, en primer lugar, de pan, justicia y libertad.