La próxima zafra cubana: nuevas metas y viejos fracasos

El sector no ha logrado hasta el momento recuperar los resultados alcanzados en otros tiempos, cuando la producción de azúcar era considerada la locomotora económica de Cuba.
La próxima zafra cubana: nuevas metas y viejos fracasos
 

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Cuba prepara actualmente la zafra azucarera 2019-2020, que comenzará en noviembre con la participación de 44 fábricas y un plan de producción mayor al de la cosecha anterior, incumplido en un 13 por ciento con un resultado de 1,3 millones de toneladas de azúcar.

La molienda de la caña comenzará en la segunda decena de noviembre en el central Boris Luis Santa Coloma, de la provincia occidental de Mayabeque, según precisó este martes el responsable de comunicación del Grupo Azucarero Azcuba, Liobel Pérez.

Las reparaciones en las centrales productoras y las refinerías de azúcar se realizan de manera escalonada y su cumplimiento se considera vital para paliar la falta de eficiencia agroindustrial de la cosecha, una de las causas del déficit de la zafra pasada.

"Hay un comportamiento favorable en esa actividad, en la que solo tres centrales presentan atrasos respecto a lo programado", agregó el funcionario, citado por la agencia estatal Prensa Latina.

Otros preparativos se orientan a la restauración de caminos hacia los centrales, así como el transporte de caña de los campos a las fábricas, mediante el incremento de la participación del ferrocarril.

Pérez indicó que el objetivo de estas y otras labores es garantizar el flujo permanente de caña a los ingenios, para que estos no tengan que parar por falta de esa materia prima principal y exista un elevado aprovechamiento de las capacidades de molienda.

Asimismo, recalcó que el propósito es incrementar el "rendimiento industrial", cuya elevación solo en un entero representa la obtención de un significativo volumen adicional de azúcar.

La industria azucarera es considerada actualmente por las autoridades de la isla como un sector "estratégico" porque aporta divisas con las exportaciones de azúcar, alcoholes, bebidas y derivados, además de otros productos que se encadenan con casi todas las industrias del país.

La otrora floreciente industria del azúcar pasa desde hace varios años por una baja productiva sin lograr el despegue.

La cosecha 2018-2019, que en principio se había propuesto producir 1,7 millones de toneladas y así revertir los bajos resultados de cosechas anteriores, alcanzó el 87 por ciento del objetivo, afectada entre otras causas por falta de fuerza de trabajo, la pérdida de tiempo industrial, en la cosecha y en el transporte, el mal estado de caminos y el factor climatológico.

Su predecesora de 2017-2018 estuvo marcada por constantes lluvias que paralizaron las operaciones en la mayoría de las fábricas del país, lo que anticipó su cierre y provocó que la producción fijada en 1,6 millones de toneladas quedara finalmente en poco más de un millón, similar a la de 2009-2010, la peor en más de un siglo.

Desde los años 90 del siglo pasado la industria del azúcar de la isla ha sufrido una drástica caída que la llevó a tocar fondo con una producción de 1,1 millón de toneladas en la zafra 2009-2010.

El sector no ha logrado hasta el momento recuperar los resultados de hasta ocho millones de toneladas alcanzados en otros tiempos, cuando la producción de azúcar era considerada la locomotora económica de Cuba.