Cosplay en Cuba: ¿soñar lo imposible?

El artista plástico Favier Felipe Mesa, pionero del Cosplay en la isla, logra recrear los más conocidos e imitados superhéroes, villanos y personajes de ciencia ficción.
 

Reproduce este artículo

Hijo de la necesidad y el atrevimiento, llega a la Cuba del siglo XXI el Cosplay: una nueva forma de dejar ser la fantasía, en un contexto donde huir de la realidad se impone. Así, soñando lo imposible, se lanza el artista plástico Favier Felipe Mesa, pionero del Cosplay en la isla, quien a partir de materiales reciclados logra recrear los más conocidos y seguidos superhéroes, villanos y personajes de ciencia ficción.

La mayoría de la gente pudiera pensar que en un país pobre es algo imposible hacer este tipo de trabajo, donde los materiales necesarios escasean o simplemente no existen. Pero, pese a las necesidades, pese a la incredulidad de la sociedad, Favier hace las más perfectas réplicas de los trajes y accesorios con sus propias manos, con sus propias ilusiones.

“Te soy sincero: me va bien porque de pronto consigo las cosas que están perdidas, consigo materiales que ni yo mismo creo que puedo conseguir. Trabajo con muchos materiales reciclables: tuberías, pomos plásticos, juguetes que la gente ya no les ve más opciones y que para mí son un mundo infinito de creación”.

En los últimos años, con el creciente acceso de los jóvenes a Internet y al Paquete semanal, crecen más los seguidores del Cosplay en Cuba: una práctica cultural surgida en los años 70 en Japón. El arte del disfraz, que conlleva el juego de roles y la caracterización de personajes fantásticos, no es una afición exclusiva de los niños y jóvenes, sino también de adultos que, como Favier, conservan su niño interior.

“Me atrevo a decir que Cuba ahora está empezando a incursionar y a asimilar este tipo de cultura del Cosplay, del disfraz. Ya es una realidad en la Cuba de hoy que existan los nerds, los gamers. Son términos que quizás a veces están demasiado aislados de una sociedad pero son parte de ella. Aquí existen muchos adolescentes y jóvenes que consumen  videojuegos y series anime, que consumen este mundo que no forma parte de una identidad enraizada en Cuba. Pero pienso que es un problema de tiempo, se está abriendo ahora, hay una apertura de celebrar los Halloween”.

Múltiples y variados son los personajes fantásticos que este cosplayer ha recreado, con una visualidad y una historia que le permite encarnarlos mediante un trabajo esmerado y detallista. Pero de todos, ¿cuál es el personaje que más satisfacción le ha dado?

"Te voy a dar una respuesta que es la que lleva, la que yo le daría: el que más satisfacción me da es el que no he hecho porque yo trabajo con retos. He tenido personajes que me han marcado escuela, un antes y un después. El Iron Man fue un reto muy alto para mí porque no tenía materiales, tuve que hacerlo con un material muy alternativo, nadie concibe que de un vinil de tapizar muebles yo haya hecho ese traje. Es un trabajo que me marcó, a partir de ahí ya todo lo demás me pareció un juego”.

Pero lo que comenzó como un pasatiempo, pronto se convirtió en una forma de sustento económico, en una manera de emprender y de vivir de lo que realmente le hace feliz. Desde hace tres años, Favier trabaja en el estudio fotográfico Oqus, sito en Playa, donde se rentan y confeccionan los más asombrosos e impresionantes disfraces.

“Aquí hay gente que viene muy indecisa buscando algo y se prueban una peluca y después un vestido... Por eso te digo que tenemos como misión cumplir las necesidades que tengan nuestros clientes, que se lleven el personaje que quieran, que soñaron. En estos 4 años nos ha ido muy bien porque hemos encontrado clientes que se han vuelto fieles a nosotros. Este octubre será mi cuarto Halloween, porque yo salí al mundo con Halloween”.

Sin embargo, cuando tienes una familia que mantener, cuando dependes de un negocio variable, hay que pensar con los pies en la tierra ¿se puede vivir de este trabajo?

“Vivir con este trabajo... Eso es una poesía casi. ¿Cómo lo hago? De verdad no sé, porque este negocio es muy bueno, pero es temporal, o sea, hay momentos buenos como en todos, pero en este no abundan los momentos de recibir. Me paso todo el año trabajando, a veces para un carnaval específico o para una Feria del Libro en la que van a hacer algo, pero no es un negocio para todos los días... Hay veces que tengo que sacar el dinero de la otra parte, separar el de la familia y comprar lo que hace falta, porque no hay otras opciones y entonces ahí es donde se enreda la pita, porque hay veces que se me acaba y tengo que empezar a inventar”.

El apoyo familiar es vital para quienes emprenden y para quienes nadan contra la corriente. De hecho, para este artista del Cosplay la familia es juez, aliento e impulso para seguir trabajando y viviendo de la fantasía.

“Tengo el apoyo, la crítica, el juicio todo el tiempo de mis hijos. Tengo tres hijos: uno de 18, uno de 13 y otro de 1 año y 4 meses. Todavía el pequeño no ha llegado a criticarme pero los otros dos sí me llevan muy recio”.

Entrar al estudio fotográfico donde trabaja Favier es adentrarse en un universo fantástico donde la gente se ilusiona, se sorprende al ver que puede salir vestida de Maléfica, de la Mujer Maravilla, de Iron Man o de los Casafantasmas.

“Voy a dar dos puntos de vista que hasta ahora son los que me han marcado y los que me han hecho seguir adelante a pesar de que a veces saber que voy nadando contracorriente. ¿Por qué? Lo dije antes: yo era artista plástico, vivía de la pintura y de cierta manera tuve que renunciar a eso para empezarme a dedicar a esto y eso me ha traído muchos criterios en contra. De un artista que vivía de su trabajo, de su pintura, o sea, que me conocían, que tenía clientes y de pronto llamar y decir "mira, no estoy pintando", eso me ha traído problemas. Pero te quiero dar dos puntos de vista porque en la sociedad, sobre todo los padres, los amigos, los hijos de los amigos, cuando ven todo lo que estoy haciendo me llaman el mago. Porque no son capaces de imaginarse cómo de una cosa que aprendemos a convivir con ella, como un pomo de champú, que lo tenemos ahí, cómo yo logro hacer un trabajo terminado sorprendente. Y por el otro lado, la visión que tienen mis compañeros que hacen cosplay en Cuba, que son muchos y talentosos además, me ven como la motivación”.

Muchas personas con una concepción del mundo digamos, más politizada, más cuadrada, atacan prácticas culturales como Halloween y Cosplay debido a que los asocian obviamente a la cultura mercantilista norteamericana. Y pasa con muchos otros géneros. Sin embargo, dejan de percibir que son oriundos de otros contextos de los cuales fueron arrancados, y peor aún, dejan de creer en la posibilidad de que se puede hacer ciencia ficción en Cuba, de que se puede hacer Cosplay sin olvidar nuestra identidad.

“Quisiera que viniera alguien que tuviera ganas de hacer ciencia ficción en Cuba y diga "voy a hacer ciencia ficción, porque ya tengo todo adelantado y tengo a la persona para hacer todo un trabajo de vestuario". Y sí, qué bueno que aparezca eso. Pero mientras que todo va y viene, aquí estoy”.