Cines de Cuba es el título de un libro de la fotógrafa Carolina Sandretto, que la editorial italiana Skira ha dedicado a las salas cinematográficas de la isla, otrora abundantes y llenas de vida, hoy sumidas en la ruina y el olvido.
A Sandretto le tomó cuatro años completar su trabajo de registro fotográfico, luego de viajar tres veces a Cuba a partir de 2014 e ingeniársela para localizar edificaciones que en muchos casos han sido dedicadas a fines diferentes a los originales.
Según contó Sandretto al diario The Guardian, fueron las personas mayores de los pueblos cubanos quienes le sirvieron como guía para encontrar las salas, pues no abundaba la información sobre el tema en internet.
La fotógrafa consiguió de esa manera tomar instantáneas de más de 300 cines, usando para ello una cámara modelo Hasselblad de la década de 1950.
En 1958, Cuba tenía 511 cines. Solamente La Habana contaba con más de 134 salas, una cifra que supera la cantidad de salas cinematofráficas de Nueva York o París en la misma época.
Más de 60 años después, apenas 19 de esos edificios se siguen utilizando con los mismos fines para los que fueron construidos. Algunas de las antiguas edificaciones son ahora teatros, locales de compañías de danza, pero en general han sido abandonados y están en ruinas.