Una muestra con obras de la grabadora cubana Belkys Ayón acaba de ser inaugurada en el Estudio Figueroa Vives, en la barriada del Vedado, en La Habana. La exposición, realizada en conjunto con la Embajada de Noruega en la isla, presenta además piezas del fotógrafo cubano José A. Figueroa y la estadounidense Janis Lewin.
Su nombre, Torres y tumbas, relaciona dos hechos muy significativos en la cultura cubana y en la historia universal: el fallecimiento de Belkys Ayón y el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York.
Figueroa estuvo relacionado directamente con los dos hechos. Cuando trabajaba con la curadora cubana Cristina Vives en Nueva York, en 1999, fue uno de los primeros que conoció sobre la muerte de Ayón, a quien la unían estrechos lazos de amistad. Dos años más tarde, vio caer las torres cuando se encontraba nuevamente en la llamada Gran Manzana.
Nacida el 23 de enero de 1967 en La Habana y graduada en el Instituto Superior de Arte, la grabadora cubana fue una artista rodeada de enigmas. Indagó a profundidad en la religión abakuá dominada absolutamente por hombres y creó obras con su reconocida técnica del collage, que mostraban diferentes acercamientos a las sociedades abakuá, entre otros motivos religiosos definidos por la cultura afrocubana.
En las muestra están varios de los motivos que manejó la artista en su obra: los personajes femeninos que no tienen boca (recordemos que las mujeres no pueden participar en las sectas abakuá), los ojos representados con color blanco que contrastan con el negro y los grises de sus obras; y otros elementos religiosos elaborados con a colografía, una de las técnicas del grabado preferidas por Ayón.
Su trabajo sobrepasó el ámbito cubano y se dio a conocer en varios de los principales escenarios para el arte contemporáneo existentes en el mundo, adonde llevó su interpretación artística de los rituales de las sociedades secretas de los abakuá.
La artista se suicidó en su casa el 11 de septiembre de 1999 cuando tenía 32 años. Nadie conoce la razón que la llevó a quitarse la vida. Sobre su muerte se ha especulado durante años desde distintas ópticas. Lo cierto es que logró adentrarse de forma notoria en un mundo—el de los abakuá—cerrado herméticamente para las mujeres. Cuando falleció era una de las artistas visuales más reconocidas de Cuba.
Las fotografías de José A. Figueroa y Janis Lewin, por su lado, ponen en evidencia el terror provocado por el atentado contra Las Torres Gemelas y la desesperación e incertidumbre que reinó en las calles neoyorkinas tras un hecho que conmocionó el planeta.