Poco más de un mes después de ordenar la represión a las protestas del 11 y 12 de julio, el presidente Miguel Díaz-Canel llegó a La Güinera, barrio marginado del municipio habanero de Arroyo Narango, junto con otros dirigentes castristas, escoltas y la prensa estatal, para darse un “baño de pueblo” que muestre al mundo el apoyo a la dictadura.
“Nos quisieron robar el barrio”, dijo Díaz-Canel allí, como si la comunidad fuera solo para aquellos que siguen la doctrina oficial. Lo cierto es que decenas de habitantes tuvieron que lanzarse a las calles un día después del 11J, para que el régimen volteara el rostro hacia la apartada y empobrecida zona.
Diubis Laurencio Tejeda, la única víctima fatal reconocida por el régimen, recibió un disparo de la policía por la espalda, en un lugar ubicado a poca distancia de donde el mandatario hizo propaganda este viernes 20 de agosto.
El periodista y académico José Raúl Gallego señaló que “Díaz-Canel se encuentra hoy, en una de sus visitas guiadas, a pocas cuadras del lugar donde mataron por la espalda a Diubis Laurencio. Qué falta de respeto a la gente de La Güinera y a toda Cuba”.
Gallego publicó una investigación esta semana en Inventario, demostrando que se viralizó en redes sociales sobre una persona herida de bala en un pulmón, es del momento cuando ultimaron a Laurencio Tejeda. Poco antes de morir, el joven de 36 años, negro y desarmado, estaba filmando la protesta pacífica.
“A Diubis un policía en medio de la manifestación le disparó por la espalda, la bala le atravesó el pulmón y se alojó en el corazón”, declaró un testigo a otro medio independiente, Diario de Cuba.
“Él jamás estuvo preso por esas causas, ni por ninguna otra. Era una persona muy alegre, le encantaba el reguetón. Nuestra familia está muy indignada con todas las mentiras que han dicho [los medios estatales] sobre él”, agregó.
La Güinera que Díaz-Canel pretende reclamar para sí, recibió fue batida por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), la Brigada Especial Nacional (BEN) del Ministerio del Interior (equipada de modernos pertrechos antimotines) y paramilitares, entre otras fuerzas del régimen.
Maricelis Busutil Altunaga dijo que se interpuso entre uno de sus hijos y un policía que amenazaba con dispararle. La madre, residente en la calle Josefina, denunció las represalias que el gobierno ha tomado con su familia. Al día siguiente detuvieron a su esposo Raúl Sosa Martínez, a quien, según Busutil “le dieron una golpiza brutal y lo mandaron para el Combinado del Este acusado de desorden público y desacato”.
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A Mario Raúl Sosa Basutil, de 21 años, y padre de un bebé, “la policía y las Boinas Negras [BEN] le echaron los perros, que lo mordieron todo, un policía le jaló por el revólver para dispararle lo que cuando yo lo vi me metí en el medio y le dije que tenía que matarme a mí primero”, refiere Maricelis Busutil en un video.
Yanelis Sosa Busutil, también veinteañera y madre de dos niñas, “teniendo cargada a la de dos años, la policía le echó un perro que la mordió en un seno, de milagro no le mordió a la niña, [fue] porque ella trato que eso no sucediera, y hoy tiene las marcas de las mordidas”, denunció Maricelis Busutil Altunaga.
Régimen golpea y luego hace "control de daños"
Por estos días, según un tuit de la Presidencia, tras las protestas “se trabaja en urbanización, asfalto, reparación puentes, infraestructura hidráulica y sanitaria, viales, acometidas de viviendas”. Además, alegan que facilitan “empleo a jóvenes desvinculados” y la “legalización [de] viviendas”, así como el mejoramiento de las condiciones de los “consultorios médicos, escuelas y bodegas”.
Desde hace un tiempo los cubanos acuden a la protesta para garantizar que el Estado se ocupe de problemas en las comunidades. En marzo del 2021 el colaborador de ADN Cuba, Esteban Rodríguez, hoy declarado preso de conciencia por Amnistía Internacional, informó que tras la denuncia de los vecinos, realizaron mejoras en las condiciones higiénicas de la ciudadela donde está su domicilio, ubicado en el número 409 de la calle Villegas, entre Teniente Rey y Muralla, en la Habana Vieja.
Tras el levantamiento popular del 11J, al parecer el castrismo envió a su presidente designado a buscar apoyo en barrios rebeldes, luego de ahogar las voces disidentes de las comunidades. Sin pueblo que los recibiese y rodeados de escoltas y la prensa estatal, el 12 de agosto llegaron a de San Isidro, Díaz-Canel y su Primer Ministro Manuel Marrero.
Es la misma zona empobrecida de La Habana cuyos habitantes impidieron el arresto arbitrario del rapero Maykel Osorbo el 4 de abril, el lugar donde se congregaron decenas de personas frente a la sede del disidente Movimiento San Isidro (MSI) para expresar con el lema “Díaz-Canel, singao” lo que pensaban del mandatario, que solo entró a la zona meses después de encarcelar arbitrariamente a Osorbo, al artista y líder del MSI Luis Manuel Otero y a Esteban Rodríguez.