La policía de Los Ángeles había llegado a fiesta en una mansión en Beverly Hills, tras el llamado de los vecinos, pero no entraron a la vivienda, en la que se podía escuchar la música de un DJ y se servía comida y bebida.
La policía dijo que acudió al lugar para evitar que las calles fueran bloqueadas por los vehículos de los asistentes, pero no para terminar con la fiesta. Un comportamiento inexplicable, debido a que el condado tiene vigente una orden que prohíbe terminantemente estas aglomeraciones de personas.
La policía permanecía en el lugar, cuando llegada la medianoche se produjo el tiroteo, que terminó con la vida de una mujer negra de 35 años, y dejó a otras dos mujeres y dos hombres con heridas.
Un empleado de seguridad aseguró que la fiesta era de un jugador de la NFL que no ha sido identificado. Los nombres de las víctimas no fueron revelados, y hasta el momento no se ha realizado ningún arresto, aunque la policía dijo que se sabe que el tiroteo estaba relacionado con un asunto de pandillas.
