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Preso político Lidiel Ramón Hernández tras su liberación: "La vida en la prisión no fue fácil"

Tras su salida de prisión, el joven, de 26 años, habló con ADN Cuba sobre las difíciles condiciones de la prisión de Quivicán y las agresiones a las que se enfrenta la población penal.

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Expreso político cubano Lidiel Ramón Hernández Urbita
Fotomontaje ADN Cuba | Expreso político cubano Lidiel Ramón Hernández Urbita

Actualizado: January 7, 2025 10:35am

El expreso político cubano Lidiel Ramón Hernández Urbita fue liberado el pasado 5 de enero luego de expirar una condena de tres años  y seis meses de cárcel por manifestarse pacíficamente el 11 de julio de 2021 en San José de las Lajas, Mayabeque.

Tras su salida de prisión, el joven, de 26 años, habló con ADN Cuba sobre las difíciles condiciones de la prisión y las agresiones a las que se enfrenta la población penal en Quivicán.

“Estoy contento porque estoy de vuelta, pero no puedo olvidar el tiempo que me robaron de vida, tiempo que no pude estar con mi mamá y mi hija. Me obligaron a separarme de ella cuando tenía dos años y ya tiene cinco. Nunca voy a olvidar lo que me hicieron esos represores, pero tampoco me olvido de mis hermanos allá adentro con los mismos ideales”, dijo a nuestra redacción.

Represión dentro de la prisión de Quivicán

Hernández Urbita dijo que dentro de la cárcel quedan actualmente ocho manifestantes del 11J, los cuales son reprimidos y llevados a celda de castigo por exigir sus derechos. Incluso, son agredidos por otros reos comunes por orden de los oficiales.

“La vida en la prisión no fue fácil porque tuvimos que convivir con personas que sí cometieron delitos y, tras luchar por nuestros derechos, la policía mandaba a los otros internos a que nos maltrataran”, contó Hernández Urbita.

El 12 de octubre de 2024 Hernández Urbita fue agredido por dos presos comunes en el patio de la prisión. El también preso político Vladímir Castillo intervino en su defensa, pero ambos fueron golpeados por los guardias.

Luego, los presos políticos fueron llevados a un sitio conocido como “el túnel” donde los continuaron agrediendo y los rociaron con spray pimienta. 

“Ambos terminaron con golpes visibles en la cabeza y rostro. Además, les quitaron el derecho a las llamadas telefónicas”, precisó en esa oportunidad el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.

Hernández también enfrentó celdas de castigo prolongadas. “Estuve seis meses en una celda de castigo por medida de seguridad porque pensaban que iba a hacer alguna manifestación o algo cuando se acercaba el 11 de julio del 2023”, explicó. 

Este hecho constituye una violación, ya que el tiempo máximo que puede estar un recluso en celda de castigo, según las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para  el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela), es de 15 días.

El joven mencionó que varios represores reconocidos de la cárcel de Quivicán, como el jefe de Orden Interior, Alexis (El Fino) Díaz Castellano, y el jefe de la prisión, conocido como “Lolo”, utilizan su poder para reprimir a los reclusos en cualquier circunstancia.

“Yo fui golpeado por el capitán Yuleiki Menéndez Montero, que era el segundo jefe de la prisión, durante una manifestación que hice junto a Aníbal Yasiel Palau Jacinto, Roberto Pérez Fonseca y Maikel Puig”, informó.

Según Hernández Urbita, Menéndez Montero fue trasladado de prisión.

Durante los tres años y seis meses que permaneció en prisión, Lidiel Ramón Hernández vivió en condiciones deplorables.

Comentó que la comida es escasa y mal elaborada, que no existen medicamentos para tratar a los enfermos y que se les niega la atención médica.

“El destacamento 16 está inhabitable porque se moja, tiene filtraciones en el techo, los pedazos del techo se están cayendo, el agua a veces falta y no tienes ni para beber”, denunció Hernández.

Lidiel Ramón Hernández Urbita fue uno de los cientos de cubanos apresados por participar en las protestas antigubernamentales de julio de 2021 en Cuba. Fue arrestado el mismo 11 de julio y denuncia que los cargos en su contra fueron fabricados por el régimen.

Fue sancionado a tres años y seis meses de prisión por los supuestos delitos de desórdenes públicos y desacato.

Inicialmente, estuvo recluido en la estación policial del municipio, pero, al enfermar con COVID-19, fue trasladado a la Prisión del SIDA de San José. Más tarde, en agosto de 2021, ingresó a la cárcel de Quivicán, donde expiró su condena.

Durante su reclusión, realizó varias huelgas de hambre y protestas junto a otros presos políticos, exigiendo mejoras en las condiciones de vida de los reclusos.


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