Reducen a la mitad la precaria alimentación para reclusos en el Combinado del Este
"Antes la comida era un poquito y mala. Ahora es menos cantidad y peor", dijo el líder opositor y expreso político José Díaz Silva.
Actualizado: January 7, 2025 1:03pm
Autoridades de la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, ubicada en La Habana, anunciaron la reducción en un 50% de la alimentación que dan a los reclusos, confirmaron varios familiares de presos políticos y activistas a ADN Cuba.
José Díaz Silva, líder del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR), en contacto con varios presos de ese penal, dijo a ADN Cuba: "Esa es la información que tengo, por presos que me han llamado. Antes la comida era un poquito y mala; ahora es menos cantidad y peor".
Igualmente, Ilsa Ramos, esposa del preso político Yasmany González, recluido allí, contó a esta revista que en el penal se superó la capacidad de reclusos, llegando al grado de hacinamiento, por lo que ahora la ya escasa comida no alcanza.
En el perfil de Facebook del periodista y preso político Jorge Bello se denunció esta problemática el lunes.
"Se implementará una reducción del 50% en la ración de comida a partir de hoy mismo. Esta medida se toma debido a la superpoblación de la cárcel y la escasez de alimentos. Sin embargo, es importante destacar que la comida que recibían ya era insuficiente y de baja calidad. Además, los reclusos enfrentan una grave falta de medicamentos, lo que agrava aún más su situación", añade la publicación.
Otra fuente confirmó a este medio que las autoridades del penal han retrasado las visitas por fin de año, lo que provoca que tampoco los reclusos tengan acceso a los alimentos que les llevan sus familiares.
Recientemente también se publicaron denuncias sobre la alimentación del 24 y el 31 de diciembre en el Combinado del Este. La comida del 31 de diciembre fue un "agua de pollo hervido", denunció Ramos en una directa de Facebook.
Denuncias realizadas por presos políticos en otras cárceles del país refieren que la norma reglamentada de arroz, por ejemplo, oscila entre los 80 y 120 gramos, aunque normalmente suelen servirles a los reclusos entre 60 y 50 gramos del alimento. Una reducción a la mitad de estas cantidades, de por sí exiguas, tendría aún más consecuencias negativas para la salud de los presos.
En varios informes, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC) ha puesto en evidencia las pésimas condiciones de las cárceles de la isla, con apartados sobre la alimentación.
Un reporte publicado en agosto anterior, que abarca incidentes ocurridos dentro de las prisiones desde el 1 de marzo de 2023 al 30 de junio de 2024, incluye denuncias por alimentos en mal estado, descompuestos o servidos con gusanos, moscas, otros insectos muertos o elementos no comestibles, como piedras; así como de dietas sin ningún tipo de balance nutricional. Otras llaman la atención sobre la falta de higiene durante los procesos de almacenamiento, transporte, cocción y servido de los alimentos.
Desde antes de esta noticia, también habían trascendido denuncias sobre raciones deficientes debido a la sobrepoblación de las cárceles cubanas.
De hecho, las Reglas Mandela exigen “una alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas”.
Además, en el período que abarca dicho informe, el CDPC registró 20 denuncias de robos de comida por parte de las autoridades, procedentes de 13 prisiones.
Existen, igualmente, quejas respecto a los horarios de alimentación, ya que en la mayoría de las prisiones el desayuno se sirve alrededor de las 6 a. m. y la última comida del día se da entre las 4 p. m. y las 6 p. m. De esta forma, los reclusos pasan hasta 12 horas sin comer.
El mes pasado fallecieron en la prisión de Boniato, Santiago de Cuba, dos reclusos cuya muerte fue asociada a la mala alimentación.
Un mes antes, en noviembre de 2024, en la prisión de Quivicán, Mayabeque, falleció por desnutrición otro preso cuya identidad se desconoce. Según reportó a ADN Cuba la madre del preso político Roberto Pérez Fonseca, recluido en ese penal, el reo "se había puesto un papel en el pecho, en el que escribió que moría por hambre".