María Matienzo: "La amabilidad y el respeto del torturador no existen"

La pareja conformada por la escritora cubana María Matienzo y la activista Kirenia Yalit Núñez llegó an Argentina el pasado 27 de agosto para liberarse del hostigamiento constante al que las sometía el régimen. 

Según un reporte del medio Infobae, las opositoras cubanas lograron salir de la isla gracias a un programa inédito de la fundación Cadal junto a la Elisabeth-Selbert-Iniciative, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania.

En los últimos dos años la represión contra estas mujeres se agudizó debido a su oposición frontal al gobierno de La Habana, tanto desde el periodismo independiente como desde el activismo.

"Fue un proceso de meses, porque aunque mucha gente está dispuesta a ayudar cuando una hace activismo, es difícil que entiendan que somos humanas y a veces también necesitamos parar. Fue difícil entenderlo para nosotras, entender que necesitábamos ayuda", explicó Núñez en entrevista con Infobae.

A tres meses de su arribo a Argentina, la opositora confirma que ha encontrado cierta paz y alivio, lo que hace mucho no tenía en La Habana.

"Me traje conmigo esos miedos, ese reflejo de estar constantemente observando quién me mira o quién me habla. Y hasta quitarme esa sensación pasaron días. Ahora lo puedo decir, pero entonces no fui consciente del proceso que estaba viviendo", añadió Yalit Núñez, quien, como psicóloga que es, conoce bien este tipo de sensación.

Núñez contó que fue en 2007 cuando rompió definitivamente con el régimen, mientras estudiaba en la Universidad.

"Una lo que tiene es el adoctrinamiento que te hace creer que hay que agradecerle todo a la Revolución, porque eso es lo que te venden y no tienes información de afuera para saber que la educación y la salud gratuitas también son posibles en contextos democráticos. Cuando no tienes con qué contrastar, te crees eso: que tienes que agradecerle todo a la Revolución".

Por su parte, la periodista María Matienzo estuvo padeciendo ataques de pánico durante las primeras semanas en Argentina: veía a un potencial represor en todas partes.

"Cuando nos miran o vemos a la policía, pensamos que podemos ser interceptadas. La paranoia está ahí y cuesta. La primera vez que quise salir sola a la calle –porque nosotras somos pareja, pero tenemos intereses diferentes– me pasé tres horas hasta que lo logré", contó.

Asimismo explicó que no fue fácil la salida del país y los trámites que eso conllevó en medio de tensiones y acoso.

"Hay perfiles específicos a los que les asignan mujeres, y nos acosan con técnicas diferentes. Te pueden secuestrar en el medio de la calle y retenerte durante horas sin que tu familia lo sepa, llamarte por teléfono para intimidarte y amenazarte, abrirte procesos legales. Siempre es en función de la activista a la que reprimen, y sí, es un proceso tristemente institucionalizado", señaló la escritora.

Matienzo aseguró que a pesar de todo lo que han sufrido por su oposición abierta a la dictadura cubana, su visibilidad las ha protegido de cierta forma. Desde 2021 cuentan con una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

"Es que la amabilidad y el respeto del torturador no existen. Nosotras somos visibles, podemos redactar un tuit coherente y contar lo que pasa, en nuestro caso se dictó una medida cautelar que fue muy fuerte. Pero desde entonces percibimos en el trato una amabilidad que da más miedo. El verdugo nunca es amable".