El presidente estadounidense, Donald Trump, se declaró este miércoles "un gran fan" de su homólogo de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y le defendió con ahínco mientras el líder turco criticaba duramente al Congreso de Estados Unidos, todavía muy indignado por la ofensiva de Ankara en el norte de Siria.
La decisión de Trump de recibir en la Casa Blanca a Erdogan apenas un mes después de la polémica invasión turca en el norte de Siria fue muy cuestionada por miembros de ambos partidos en EE.UU., pero el mandatario estadounidense dejó claro que él ha pasado página y ya no le afectan las tensiones generadas por la ofensiva.
"Soy un gran fan del presidente (Erdogan), debo decírselo", dijo Trump en una rueda de prensa junto a su homólogo turco, después de casi cinco horas de reuniones en la Casa Blanca.
SINTONÍA RESPECTO A SIRIA
Trump ensalzó su sintonía personal con Erdogan e insinuó que entiende los motivos que le llevaron a atacar a las milicias kurdosirias, aliadas de EE.UU. contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) pero a las que Turquía considera terroristas por sus vínculos con la proscrita guerrilla kurdoturca PKK.
"Yo entiendo los problemas que han tenido ellos, que incluyen a mucha gente de Turquía asesinada en el área en cuestión (del norte de Siria). Y él (Erdogan) también tenía que hacer algo respecto a eso", subrayó Trump.
Erdogan, por su parte, insistió en que las milicias kurdas apoyadas durante años por Washington son "terroristas", y denunció que "algunos círculos que empatizan con ellos" están "intentando nublar la opinión pública estadounidense" y perjudicar a Ankara.
"Las resoluciones aprobadas (por la Cámara Baja de EE.UU.) el 29 de octubre hirieron profundamente a la nación turca y tienen el potencial de dañar la relación bilateral, y así se lo he transmitido al presidente Trump", aseguró Erdogan.
El mandatario se refería a una resolución aprobada por una abrumadora mayoría bipartidista de la Cámara Baja para imponer sanciones a Turquía por su ofensiva en Siria, que aún necesita el visto bueno del Senado y de Trump para entrar en vigor.
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UN CONGRESO INCÓMODO
Muchos en Washington creen que Trump cometió uno de los peores errores de su Presidencia al retirar a las tropas estadounidenses del norte de Siria en cuanto Erdogan le comunicó que planeaba lanzar una ofensiva en la zona, y hasta el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, criticó la invitación al líder turco.
"Comparto la incomodidad de mis colegas al ver al presidente Erdogan homenajeado en la Casa Blanca", dijo McConnell en el pleno del Senado.
Trump trató de limar diferencias al invitar a cinco senadores republicanos a reunirse con Erdogan, y uno de los asistentes, Lindsey Graham, comparó el intento de reparar la relación con Turquía con un chiste en el que a un niño le regalan un montón de estiércol y, optimista, se pone a excavar para ver si encuentra debajo el pony que tanto desea.
EL RETO DE LOS MISILES
Otro de los senadores presentes, Rick Scott, resumió la cita como un intento de garantizar que "Turquía avanza en la dirección de Estados Unidos, no en la de Rusia".
Scott se refería a las tensiones generadas por la compra este año por parte de Turquía de un sistema de misiles S-400 ruso, que Washington considera impropio de un país miembro de la OTAN.
Trump se ha resistido durante meses a sancionar a Turquía por haber adquirido ese sistema, y en la rueda de prensa se limitó a reconocer que ese tema "presenta retos muy graves" para la relación, y a revelar que ha encargado a su secretario de Estado, Mike Pompeo, continuar el diálogo para "llegar a un acuerdo".
Mientras, Erdogan anunció que le había "comunicado claramente al presidente Trump que, bajo las circunstancias adecuadas", su Gobierno "podría adquirir también misiles Patriot" estadounidenses.
Pero esa compra requeriría seguramente el visto bueno del Congreso estadounidense, cuya Cámara Baja votó el mes pasado a favor de prohibir la exportación de armas estadounidenses a Turquía.