El paso del huracán Eta destapó un histórico problema de seguridad alimentaria en la zona Caribe de Nicaragua, donde los damnificados claman por comida y agua tras sobrevivir al impacto del ciclón, informó este jueves un experto local en alimentación.
"No creo que podamos decir que por el huracán hay crisis alimentaria, no, es que tradicionalmente ha habido una malnutrición en el Caribe, Eta le quitó el velo, ahora queremos decir: 'pobrecitos los negritos, pobrecitos los miskitos', pero han tenido una malnutrición que nunca ha sido atendida", dijo a Efe el experto en seguridad alimentaria, Cirilo Otero.
Las peticiones de alimentos y agua en la zona de impacto del huracán, la más pobre de Nicaragua, se mantienen una semana después de que Eta ingresó como un ciclón de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, y vientos de 240 kilómetros por hora, y no parece que será totalmente satisfecha en el corto plazo, en un lugar con amplia población indígena y afrodescendiente.
Según la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), la emergencia causada por el Eta, tanto en Nicaragua, como en Honduras y Guatemala, podría durar 18 meses, o posiblemente años. Mientras, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) confirmó daños a la agricultura nicaragüense, cuyos alcances todavía no están del todo calculados.
Un informe del Centro Humboldt, dedicado a temas ambientales, recurrió a imágenes satelitales para advertir que unas 40 comunidades de la Región Autónoma Caribe Norte (RACN) de Nicaragua, en su mayoría indígenas, resultaron anegadas.
COSTUMBRES DIFERENTES
Esto es especialmente problemático para los habitantes de la zona, porque "la gente en el Caribe tiene la costumbre de sembrar pequeñas parcelas, llamadas 'manchitas', destinadas para su propio consumo, no están metidas en el mundo comercial, producen malanga, quequisque, buscan animales de monte, y viven de lo que les da el mar o los ríos", indicó Otero.
Para el experto, la inseguridad alimentaria es una de las consecuencias del "histórico abandono" de la costa Caribe de Nicaragua por parte de los Gobiernos, que hasta ahora "no cuentan con políticas permanentes de prevención, pero tampoco disponen de recursos para acciones de emergencia".
"La gente de la costa Caribe siempre ha sido excluida, prácticamente viven empobrecidos, y con recursos limitados que no se acomodan a la necesidad de los seres humanos, necesitan ayuda, no solamente de respuesta de emergencia, sino de sostenibilidad", destacó.
Uno de los resultados de la desatención señalada por Otero es que el Caribe carece de bodegas para alimentos, lo que obliga a las autoridades a trasladar grandes cargamentos desde el Pacífico cada vez que hay una emergencia, y no siempre se trata de los insumos adecuados, ya que las costumbres alimenticias de la costa este de Nicaragua son diferentes a las del oeste.
"Lo que hay que hacer es tener políticas públicas que encaminen a dar respuestas en el sitio, que la gente realmente sepa qué hacer frente a un huracán, preocuparse por su seguridad alimentaria, no llevar lo que le sobra al Gobierno, tener autoridades capacitadas, y un presupuesto para emergencias", puntualizó el especialista.
Mientras tanto, los damnificados del Eta en el Caribe de Nicaragua continúan compartiendo imágenes en las que aparecen bebiendo savia de coco a falta de agua potable, comiendo de animales que mató el huracán, reparando lanchas para volver a pescar, o pidiendo ayuda para los más ancianos.