Cuatro soldados muertos del Ejército de Colombia y uno más herido dejó un ataque perpetrado por grupos armados ilegales, mientras realizaban labores de erradicación de cultivos de coca, el pasado 31 de agosto en la región colombiana del Catatumbo, zona fronteriza con Venezuela.
De acuerdo con las investigaciones, las víctimas serían tres soldados y un suboficial que, al momento del ataque, cumplían labores de erradicación de cultivos ilícitos; además de realizar labores de inspección y seguridad en la zona para el arribo de un helicóptero.
Sobre este ataque, el Ejército colombiano señaló como responsables a las disidencias de las FARC. Los soldados “habrían sido ultimados en estado de indefensión, con tiros en la cabeza”.
Para el comandante del Ejército, general Eduardo Enrique Zapateiro, este ataque infringe los Principios de Humanidad, Distinción y Proporcionalidad propios del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Por su parte, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dijo que se trató de "una masacre", y envió al comandante del Ejército a coordinar las acciones de búsqueda para dar con los responsables, informó Semana.
"Este crimen atroz indigna, duele mucho, y nos obliga a incrementar nuestras acciones en la lucha contra el narcotráfico. El mejor homenaje a las familias, a quienes hacemos llegar nuestra solidaridad y acompañamiento, así como a sus compañeros, es seguir empeñados todos los días con más fuerza en el combate a quienes se lucran con el narcotráfico", afirmó el ministro.
Los soldados que murieron en el ataque fueron: el cabo segundo Helmer Mauricio Ortíz Florez; el soldado profesional Oscar Eduardo Mendoza Ávila; el soldado profesional Vicente Antonio Medrano Mejía y el soldado profesional William Felipe Melchor Galindo.
La región del Catatumbo, Norte de Santander, es una de las regiones más afectadas por el conflicto armado, abarca 10.089 kilómetros cuadrados, en su mayoría selváticos, y grupos al margen de la ley como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), la disidencia del Frente 33 de las FARC, los Rastrojos y el Clan del Golfo, se pelean por el control del narcotráfico en este territorio.
Estos enfrentamientos han cobrado la vida de militares y ponen en peligro la vida de más de 250.000 personas de la zona, muchas de ellas desplazadas de sus tierras.
El gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano Guerrero, rechazó “los actos de violencia sucedidos en el municipio de Sardinata que acabaron con la vida de estos héroes de la patria”, y solicitó a las autoridades dar con los responsables para que respondan ante la justicia.