Las autoridades sanitarias de Cuba registraron otros cuatro decesos como consecuencia de la COVID-19 y 821 nuevos casos de la enfermedad pandémica que, desde mediados de noviembre, impacta con fuerza en la isla por su tercer rebrote en el territorio.
Con los nuevos incrementos, el total de casos acumulados desde el inicio de la pandemia en el país, en marzo pasado, asciende a 32 011, mientras que los fallecimientos suman 233, para una tasa de letalidad de 0,73 por ciento.
Los fallecidos fueron dos ciudadanas de 81 años de edad y dos ciudadanos de 55 y 78 años. Las mujeres y el primero de los hombres residían en La Habana, mientras que el último residía en la cabecera provincial de Santiago de Cuba.
De acuerdo con lo reflejado por el Ministerio de Salud Pública (Minsap) en su más reciente parte informativo, con cierre en la víspera, los cuatro fallecidos eran hipertensos y presentaban otros antecedentes patológicos que elevan las probabilidades de desarrollar cuadros de gravedad ante el contagio como Diabetes Mellitus, Insuficiencia Renal Crónica y Cardiopatía isquémica.
Hasta la medianoche del viernes 5 de febrero, según los datos del Minsap, se encuentran ingresados para vigilancia clínica epidemiológica 14 777 pacientes, de los cuales 3 106 son sospechosos de un eventual contagio y 5 685 casos activos de la enfermedad.
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De los nuevos diagnósticos, 738 fueron contactos de casos confirmados, 36 tuvieron su fuente de infección en el extranjero y en 47 no se había podido precisar la fuente de infección hasta el momento del cierre de la información oficial.
Ésta precisa además que 62 pacientes permanecen en cuidados intensivos, de los cuales 32 son reportados en estado crítico y 30 como graves.
La mayoría de los nuevos casos volvieron a corresponder a las provincias La Habana (377), Santiago de Cuba (153) y Guantánamo (67), las de peor situación epidemiológica durante este tercer rebrote de COVID-19 en la isla, el más severo en lo que a número de contagios diarios y decesos se refiere.
Tercera ola de COVID en Cuba
El tercer rebrote de COVID-19 en Cuba obligó a retroceder de fase epidemiológica a varias provincias y municipios, entre ellas la capital, que, por sus características sociodemográficas, ha sido el territorio de mayor complejidad para el control de la enfermedad durante la mayor parte de los últimos 11 meses.
El régimen responsabilizó a los ciudadanos que han viajado y regresado del exterior del rebrote que padece el país desde mediados de noviembre, cuando decidió reabrir sus aeropuertos internacionales.
Si bien no ha emprendido un nuevo cierre de fronteras, decretó la reducción del número de vuelos diarios y amenaza a los cubanos residentes en el exterior con cuantiosas multas y sanciones en caso de que incumplan con las medidas sanitarias durante su estancia en la isla.
Asimismo, el pasado sábado decidió volver a la práctica de aislar durante días a todos los viajeros que arriben al país desde el exterior. Los cubanos residentes serán confinados en centros de aislamiento hasta que se descarte su positividad o no a la enfermedad pandémica, mientras que los no residentes, los turistas y aquellos que regresen de viajes por motivos oficiales o profesionales serán aislados en hoteles o sometidos a los protocolos aprobados por las carteras de Turismo, Comercio Exterior y Relaciones Exteriores, según corresponda por el motivo del viaje.
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El oficialismo también sitúa la responsabilidad del incremento de casos en la ciudadanía, aunque para la opinión pública son las colas y las aglomeraciones para tratar de comprar algo en un país signado por la escasez las potenciales causas de que no mengüen los contagios al ritmo deseado.
En toda Cuba se mantiene el uso obligatorio de la mascarilla y a los viajeros internacionales se les exige una prueba PCR negativa realizada 72 horas antes de su arribo a la isla, a la que se suma una muestra tomada en el aeropuerto y su aislamiento estricto hasta conocer el resultado.
Pese a la aguda crisis que atraviesa la isla y el notorio repunte de la incidencia de la enfermedad viral, que por primera vez acumula múltiples jornadas consecutivas con decesos y centenares de nuevos casos, el régimen confía en inmunizar a su población durante el primer semestre de este año con alguno de sus cuatro candidatos vacunales.
Hasta donde se tiene conocimiento público, no planea adquirir dosis en el mercado internacional de las vacunas foráneas que ya se comercializan y distribuyen.