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Mientras el régimen construye hoteles Ramiro Valdés exige “rescatar las microbrigadas”

Resolver la crisis de vivienda fue una de las promesas del dictador Fidel Castro que no han sido cumplidas en más de seis décadas de régimen comunista

Actualizado: April 24, 2023 4:45pm

El Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, viceprimer ministro de Cuba, pidió recientemente “rescatar las microbrigadas” para resolver la crisis de vivienda, una de las promesas del dictador Fidel Castro que no han sido cumplidas en más de seis décadas de régimen comunista.

Durante una reunión que tuvo lugar este mes en la oriental provincia de Santiago de Cuba, según el diario oficial Sierra Maestra, Valdés dio “un puñetazo sobre la mesa” y aseguró que “la Revolución se hizo para dignificar a los humildes (…); a pesar de las carencias tenemos que continuar edificando viviendas, primero, para los más humildes”.

El nonagenario militar dijo en el encuentro con entidades constructoras y funcionarios del Gobierno y el Partido Comunista que es necesario “rescatar” el movimiento de microbrigadas estatales y sociales, una iniciativa de Fidel Castro que delegaba en trabajadores y vecinos la responsabilidad de construir sus propios hogares e instituciones públicas con ayuda de recursos del Estado. Estas obras generalmente carecen de valores arquitectónicos y se deterioran con facilidad, pues sus constructores no tienen experiencia alguna y no cuentan con materiales de calidad.

Según reconoció el medio estatal, para edificar o reparar sus viviendas los cubanos pasan por el “vía crucis de la construcción”. Por esta razón, en Santiago de Cuba todavía se registran 1 013 cuarterías o ciudadelas, 4 766 casas con pisos de tierra y al menos 7 312 personas afectadas por eventos climatológicos.

Valdés Menéndez llamó a “erradicar” todos esos casos pendientes. “Si no planificamos a partir de la producción local, si no chequeamos y permitimos que algunos malversadores desvíen lo poco que tenemos el problema de la vivienda continuará”, afirmó el líder castrista.

Asimismo, el comandante mencionó que la Constitución en su artículo 71 “reconoce a todas las personas el derecho a una vivienda adecuada y a un hábitat seguro y saludable. El Estado hace efectivo este derecho mediante programas de construcción, rehabilitación y conservación de viviendas, con la participación de entidades y de la población, en correspondencia con las políticas públicas, las normas del ordenamiento territorial y urbano y las leyes”.

Ramiro Valdés, quien por décadas ha sido uno de los hombres más poderosos de Cuba, dijo que “no puede ser que unos pocos construyan casas majestuosas, otros revendan los materiales, otros descuiden el control y no pase nada”.

El dirigente recordó que uno de los seis problemas nacionales que Fidel Castro prometió resolver en su autodefensa durante el juicio de 1953 por atacar con armas el cuartel Moncada de Santiago de Cuba, fue el de la vivienda. Setenta años después de aquella promesa,  Valdés tuvo que reconocer que “a pesar del enemigo [Estados Unidos]” y su embargo económico, “nada justifica” que no se cumplan “los propósitos constructivos del país”.

Pero lo cierto es que, al margen de la arenga de Ramiro Valdés, las autoridades cubanas destinan la mayoría de sus inversiones a la construcción, pero no de viviendas para los pobres, sino a la edificación de lujosos hoteles para un turismo extranjero que no llega en los números deseados por el régimen.

Pedro Monreal, Doctor en Economía, advirtió a mediados de marzo en redes sociales: “la estadística oficial indica que, con una bajísima tasa de ocupación de 15,6% en 2022, la actividad hotelera en la isla fue un ꞌnegocioꞌ quebrado”.

A partir de un análisis de datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el experto cubano señaló que la baja tasa de ocupación hotelera en el país fue mucho menor que la de los destinos de playa en México y República Dominicana.

No obstante, Gaesa, el consorcio de empresas militares cubanas que controla partes fundamentales de la economía nacional, incluida la industria turística, continúa priorizando las inversiones en construcción de hoteles, una actividad que no se detuvo ni durante la peor crisis desatada por el impacto de la COVID-19 en el país.

“Aunque la separación entre el ꞌdiscursoꞌ [oficial] sobre el turismo y su realidad es sostenible un tiempo, el efecto negativo que tiene sobre la estructura económica del país un patrón de inversión deformado (ꞌpro turismoꞌ) conduce a un callejón sin salida que parece estar siendo ignorado”, concluyó Monreal, especialista del Programa de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco.


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