Díaz-Canel dice a cubanos que emigraron, que la patria "los espera de regreso", pero pone condiciones

Miguel Díaz-Canel fue designado nuevamente al frente del régimen cubano, después de que en la farsa electoral recibiera, según los informes oficiales, la mayoría de los votos, en lo que se supone será un segundo y último mandato de 5 años.

Díaz-Canel, quien también acapara el puesto de secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), recibió el 97,66 % de los votos de los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ese falso parlamento, que se reúne solo para legitimar las deciones previamente tomadas por un pequeño grupo de dirigentes encabezados por Raúl castro, y que está exclusivamente integrado por militantes del PCC.

Díaz-Canel, de 62 años, dijo que la dictadura de la isla debe defender una relación con los "emigrados cubanos que deje claro que admiramos sus triunfos", en lo que es un nuevo coqueteo con los cubanos que han abandonado la isla.

Usando el lenguaje tradicional del castrismo, les llama "emigrados", en vez de exiliados, en una clara referencia a aquellos cubanos que la isla autoriza a viajar a su país de origen.

También condicionó la admiración por los "triunfos" de aquellos que a los que la "patria los respeta, los mira orgullosa y los espera de regreso", siempre y cuando "respeten al suelo que los vio nacer y los formó". 

En sus palabras, el dirigente designado iguala patria a gobierno comunista, y, por lo tanto, todos aquellos que no "respetan" a la dictadura comunista que gobierna la isla, quedan fuera de la admiración, el respeto y el orgullo,  convirténdose en no cubanos, en parias a los que se les niega el derecho a entrar al país.

La falsa conciliación de las palabras del dirigente castrista estigmatiza a todos los cubanos que viven exiliados por el mundo y aspiran a un cambio sociopolítico en la isla.

Las palabras del gobernante llegan en momentos en que el éxodo de cubanos continúa desangrando a la nación, y cientos de miles han dejado el país en los dos últimos años. Cifras que superan los éxodos masivos de Mariel y de los balseros de 1994.