Padre Reyes: el problema no es la comida ni la electricidad, es la urgencia de libertad
El cura de Camagüey opina que bajo el régimen comunista "la vida no va a ser mejor, las leyes no van a defender la justicia, las voces que reclaman libertad no serán escuchadas"
Actualizado: October 6, 2022 10:32am
El sacerdote Alberto Reyes, una de las voces de la Iglesia católica de Cuba más críticas contra el gobierno, manifestó este miércoles que en la isla “el problema no es la comida, ni la electricidad, ni la vida convertida en supervivencia, sino la urgencia de recuperar nuestra libertad”.
En una publicación de Facebook compartida cientos de veces, Reyes compara a Cuba con “una mujer maltratada” por el régimen imperante en las últimas seis décadas. De acuerdo con el cura, la nación “primero fue seducida, atraída con promesas hermosas, y convencida de que todo lo que se hacía era por ella y para ella”.
A cambio de esas promesas, continuó Reyes, y de “ese supuesto amor, ella debía entregarse por entero, confiada y ciegamente, y luchar, renunciando a todo, para que pudiera hacerse realidad el sueño hermoso con el que la convencieron”.
Sin embargo, “todo era mentira”, según el religioso, quien opina que Cuba “nunca importó” y “fue simplemente un instrumento. Nunca fue amada, y nunca lo será por aquellos que todavía intentan seducirla”.
“Este proceso, o Revolución, o como quiera llamarse, ya no tiene nada que ofrecer a este pueblo, y es hora sobrada de que lo entendamos”, afirmó Alberto Reyes.
El sacerdote, originario de Camagüey, está convencido de que bajo el régimen del Partido Comunista de Cuba “la vida no va a ser mejor, las leyes no van a defender la justicia, las voces que reclaman libertad no serán escuchadas, y cuando, cansados, salgamos a las calles una y otra vez, seremos reprimidos, golpeados, encarcelados”.
Agrega que, mientras aumenta la escasez y la pobreza, “se persigue al que alza la voz”, al tiempo que “no cesarán los cantos de sirena, no cesará el recuerdo de las promesas y la enésima invitación al sacrificio, a la entrega absoluta, a la inmolación de la vida a la más elaborada de las mentiras”.
Según el cura, los gobernantes de la isla “sí esperan de nosotros la sumisión, pero nosotros ya no tenemos nada que esperar de ellos”.
Reyes cree que a los cubanos “sólo nos queda preguntarnos qué queremos ofrecernos a nosotros mismos, y luchar desde todos los frentes posibles para conseguirlo (…) [,] tener el coraje de decirle verdad a la verdad y mentira a la mentira, renunciando de una vez al teatro social de apoyar lo que no creemos”.
Además, sugiere “desafiar una y otra vez al miedo que nos ha acompañado desde el inicio, tratando de convencernos de que el cambio no es posible”. Por último, Alberto Reyes instó a “rezar, para que Dios bendiga a esta tierra con la libertad de sus hijos, de todos sus hijos, también de aquellos que hoy mantienen a esta tierra convertida en cárcel, porque se han cerrado a un Dios que es Padre y se han hecho incapaces de reconocer en el otro a su propio hermano”.