La profesora cubana Omara Ruiz Urquiola, una de los 14 activistas que estuvo atrincherada en la sede del Movimiento San Isidro, en la Habana Vieja, para exigir la liberación de Denis Solís y el cese de las violaciones a los derechos humanos y las libertades en Cuba, manifestó su total desaprobación a los acuerdos conseguidos entre artistas y miembros de la sociedad civil y el Ministerio de Cultura (Mincult) del régimen.
“Fue otra edición del Zanjón, el Zanjón ante el que Antonio Maceo se levantó y en el que Martínez Campos, cuando pensaba que ya lo tenía del lado suyo, recibió una embestida de valentía y vergüenza, honor, dignidad de un cubano mulato, un cubano libre”, afirmó tajantemente Ruiz Urquiola, historiadora de formación, en una directa desde su perfil de Facebook.
“Ayer ocurrió el Zanjón y que caiga la vergüenza histórica para los nuevos protagonistas del Zanjón, pero tengan siempre presente que después del Zanjón vino Martí y hubo una guerra que fraguó”, agregó.
Para Ruiz Urquiola, ninguno de los 30 que estuvieron en la reunión con funcionarios culturales del régimen estaban facultados para hablar o negociar nada en nombre de los activistas de San Isidro y los cubanos inconformes con la situación política de la isla.
“Todos los que se atrevieron a hacer eso son unos desleales, unos arribistas. No podían hacer eso sin pedir la presencia de Luisma (Luis Manuel Otero Alcántara). Ahí teníamos que estar los 14 que estábamos allá adentro (en Damas 955)”, aseveró la profesora universitaria, expulsada el pasado año de su trabajo en el Instituto Superior de Diseño Industrial por su activismo y posicionamiento político.
“De Luisma nos llegan los rumores de que está en el hospital Manuel Fajardo. No tiene que estar en ningún hospital. Está en huelga de hambre por dignidad y no va a cejar hasta que Denis Solís esté en la calle. Maykel Castillo también está en huelga de hambre. No podía nadie tener la desvergüenza, la deslealtad de atravesar el umbral del Mincult sin que estuvieran ellos dos. No podía darse una reunión sin Anamely Ramos, expulsada del Instituto Superior de Arte (ISA). ¿Quiénes son ellos para erigirse en voz nuestra?”, cuestionó, al tiempo que calificó de traidores a varios de los participantes en la reunión con el viceministro de Cultura Fernando Rojas y otros funcionarios del régimen.
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“Son unos traidores. ¿Dónde está Luisma? Sigue en huelga de hambre igual que Maykel. Pactaron una reunión para el jueves. ¿Una reunión sobre el cadáver de Luisma y Maykel? Son unos inconsecuentes, son los protagonistas del Zanjón del siglo XXI”, reiteró Ruiz Urquiola, acosada y sitiada en su domicilio por elementos policiales y de la Seguridad del Estado luego del desalojo forzoso al que fueron sometidos la noche del pasado jueves.
Desde su punto de vista, los plantados en el Mincult tenían que pujar porque Luisma, Maykel y todos los activistas que exigen la liberación de Solís estuvieran allí.
“Son todos unos cobardes, ninguno tiene derecho a hablar por nosotros. Es una desvergüenza tratar de sacar gloria del sacrifico ajeno. Hay muchos presos políticos y eso tenía que estar en la mesa de negociación”, sentenció, para subrayar que el Movimiento San Isidro y quienes los apoyan de verdad no van a cejar.
“El único que puede liderar una negociación con el gobierno es Luis Manuel Otero Alcántara. Tienen que pedir que esté y no tratar de aprovechar su ausencia. No se supedita la negociación a que los atiendan o a acuerdos parciales. Hay gente sufriendo, hay presos políticos. Hay que exigir que nunca más un cubano porque piense diferente pueda ser detenido”, concluyó.