El canciller cubano, Bruno Rodríguez, sostuvo este lunes 23 de noviembre una conversación telefónica con su homóloga de España, Arancha González, en medio de un nuevo episodio de tensión entre la sociedad civil y el régimen de la isla por la huelga de hambre que desde hace cinco días sostienen siete activistas del Movimiento San Isidro, exigiendo la liberación del rapero aficionado y contestatario Denis Solís.
“Sostuve conversación telefónica con la canciller de España @AranchaGlezLaya. Coincidimos en la voluntad de impulsar el diálogo político a todos los niveles, así como continuar profundizando nuestras relaciones económicas, comerciales, financieras y de cooperación”, escribió Rodríguez en su perfil de Twitter.
Lo que podría ser una conversación habitual y rutinaria en materia diplomática, para muchos puede ser una señal de que, en Europa, específicamente en Madrid, ya comienzan a interesarse por la salud e integridad los huelguistas y el resto de los 14 activistas que llevan varios días atrincherados en la sede del Movimiento San Isidro.
Los plantados demandan la libertad de uno de sus compañeros, Denis Solís, quien, acusan con respaldo de organizaciones internacionales, fue detenido y condenado sin apego al debido proceso y las garantías legales recogidas incluso en la legislación cubana.
La conversación entre Rodríguez y González se produce luego de que este domingo los órganos represivos del régimen y las turbas movilizadas por éste enfrentasen a activistas y periodistas que acudieron al llamado del Movimiento San Isidro para protestar en los parques centrales de cada provincia de la isla en favor del cambio en Cuba.
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En el Parque Central de La Habana, defensores del pretendido Gobierno Revolucionario, muy superiores en número a los activistas que lograron burlar a la Seguridad del Estado y llegar al lugar, vociferaron consignas a favor del régimen y ofendieron a aquellos que no rehúsan a hacer uso de su derecho a disentir y expresarse libremente.
Según el activista Osvaldo Navarro, a uno de los organizadores del acto de repudio se le escuchó instruir a los “revolucionarios” que no golpearan a una periodista internacional que estaba presente. “A ella la va a atender el Minrex (cancillería). Si la quieren escupir, escúpanla”, habría dicho el coordinador del mitin.
Para impedir la materialización de las protestas en solidaridad con la iniciativa y huelga de los activistas de San Isidro, así como su cobertura mediática, el régimen efectuó numerosas detenciones arbitrarias y arrestos domiciliarios a opositores y periodistas independientes.