El destacado artista cubano Pedro Pablo Oliva, marginado por el oficialismo una década atrás por sus pronunciamientos críticos, aseveró que nadie tiene la potestad de decidir quién es artista y quién no lo es.
En su perfil de Facebook, el Premio Nacional de Artes Plásticas y ganador de los principales reconocimientos que se otorgan en el país a los creadores lanzó unas “confesiones sueltas” sobre distintos temas, entre los que estuvo la libertad de creación y el derecho que se abrogan algunos de limitarla o determinar quienes pueden reclamarla por su condición o no de artistas.
“Me niego a aceptar, venga de donde venga, el juicio radical y definitivo de quien se crea dueño de decidir quién es artista y quién no”, escribió Oliva.
Su pronunciamiento arremete contra la retórica oficialista, habituada a desconocer y descalificar la obra de aquellos creadores que no comulguen con el régimen, como el artista visual y activista Luis Manuel Otero Alcántara, coordinador del Movimiento San Isidro (MSI), y Tania Bruguera, fundadora del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (Instar).
Para Oliva, “uno no siempre tiene la verdad”, en tanto “ésta se compone de retazos que se van pegando hasta conformar el rompecabezas que es la vida”. Asimismo, las “Palabras a los Intelectuales” de Fidel Castro, evocadas continuamente como brújula de la política cultural del régimen, le parece “un arma de doble filo”.
Liberaron al artista de la angustia del desamparo, pero lo sometieron al control de los funcionarios, sentenció el artista, que en múltiples ocasiones ha defendido la independencia de los creadores y la necesidad de que cuestionen dogmas, imposiciones y pretendidas hegemonías.
"Sigo pensando igual"
El 14 de mayo, Pedro Pablo Oliva recordó su expulsión una década atrás de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río, donde se desempeñaba como delegado. Sobre él se tejió un manto de calumnias y censura en instituciones y medios oficialistas, fundamentalmente por una carta que enviase a la periodista Yoani Sánchez, la cual fue publicada en el blog Generación Y, y una entrevista que concediese a Edmundo García para su programa “La tarde de mueve”, en una emisora de Miami.
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“Mis declaraciones no agradaron a los funcionarios del Gobierno, el Partido [Comunista] y mucho menos a la estructura militar. Me convertí, por arte de magia, en la papa podrida del saco, por violar, supuestamente, su código de ética”, narró el artista.
Sin embargo, contrapuso, todas las represalias y acciones en su contra, como cancelación de exposiciones, censura en los medios estatales de mayor alcance y acoso de la Seguridad del Estado, fueron como quitarle “una mordaza”.
En su alegato durante el acto de sanción en su contra criticó todo lo que considera limita la libertad cultural y artística en Cuba, y hoy, 10 años después, sigue pensando igual, según reconoció en sus redes sociales, donde compartió las líneas que pronunció en su defensa.