“El gobierno de Cuba debe normalizar las relaciones con sus ciudadanos”

Más de 330 cubanos enviaron una carta al gobierno de EEUU advirtiendo que antes de acercarse al castrismo “el gobierno de Cuba debe normalizar las relaciones con sus ciudadanos, como premisa para normalizarlas con el mundo”
Camino de banderas cubanas. Ilustración: Rafael Alejandro
 

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Más de 330 cubanos, entre intelectuales, artistas, científicos y activistas por los derechos humanos y otros actores de la sociedad civil, enviaron una carta al gobierno de los Estados Unidos advirtiendo que antes de avanzar en un acercamiento con el castrismo, “el gobierno de Cuba debe normalizar las relaciones con sus ciudadanos, como premisa para normalizarlas con el mundo”.

La misiva también está dirigida al “Gobierno de la República de Cuba” y al Congreso de los Estados Unidos de América.

“Quienes suscribimos esta carta somos miembros de los diferentes sectores de la sociedad cubana, personas con distintas ideologías y posiciones políticas, pero movidos por el mismo anhelo de una Cuba democrática, próspera y respetuosa de todos los derechos para todas las personas”, se explica al inicio del documento al que tuvo acceso ADN Cuba.

Señalan que muchos de los firmantes “acompañamos y participamos con esperanza del acercamiento (normalización) propiciado durante la administración Obama”, pero que de aquella experiencia aprendieron que:

  • a) La soberanía de Cuba como nación independiente no puede ser monopolizada por un gobierno. No se debe confundir empoderamiento de la sociedad con el apoyo a la agenda del régimen y de grupos autorizados por este para representar a la sociedad civil.
  • b) El régimen vigente en Cuba niega derechos fundamentales -políticos, civiles, económicos y culturales- a su sociedad. Criminaliza el disenso y excluye la participación autónoma. Este tipo de regímenes atenta contra estándares internacionales de derechos humanos, por lo cual es legítimo que la comunidad internacional asuma posicionamientos ante la desprotección en que se encuentran los ciudadanos del país.
  • c) Durante la normalización no se experimentaron en la Isla avances en los derechos humanos. Organizaciones nacionales e internacionales documentaron entonces altos niveles de represión contra actores de la sociedad civil y la oposición. Muchos de los activistas, periodistas, emprendedores y artistas que acompañaron la normalización, hoy se encuentran en el exilio.
  • d) La represión es consustancial a la naturaleza totalitaria del sistema y responde al empoderamiento de los ciudadanos. No depende de la actitud del gobierno de Estados Unidos, como demuestra este primer mes de la presidencia de Biden. Hoy se ha expandido y diversificado la represión incluso contra nuevos actores como los activistas de poblaciones en situación de vulnerabilidad, artistas, ambientalistas, protectores de animales, intelectuales de orientación progresista, entre otros.
  • e) Las reformas económicas realizadas por el gobierno de Cuba durante la normalización de Obama fueron mínimas y sufrieron congelamiento o reversión incluso antes de la administración Trump. Algunos de los reclamos básicos de los emprendedores cubanos llegaron, también de manera limitada, en el contexto de la crisis económica generada por la obsolescencia del modelo económico, el impacto del coronavirus y las sanciones de la administración Trump, pero no en el marco de la normalización.
  • f) Durante el deshielo anterior, es cierto que creció cierta clase media urbana que mantuvo una actitud de no confrontación o colaboración con el régimen, pero la mayoría empobrecida del país no se benefició de la normalización. Su situación, en términos de ingresos, consumos y derechos no mejoró y se ampliaron los niveles de desigualdad.

Por todo lo antes expuesto, los firmantes de la carta ratifican su “compromiso con el avance democrático” del país y el apoyo a “nuevos procesos de normalización y negociaciones”, pero siempre que estos tengan en cuenta un grupo de condiciones “mínimas e indispensables”:

  1. Que haya una amplia participación y representación de la sociedad cubana, en toda su diversidad social y política, en el proceso de normalización.
  2. Que, a diferencia del proceso anterior, la negociación se realice en condiciones de transparencia, con acceso equitativo a medios oficiales e independientes cubanos, así como a la prensa internacional. Ningún acuerdo podrá tomarse a espaldas de la ciudadanía cubana y estadounidense. El proceso deberá ser acompañado por mediadores de credibilidad y experiencia como el Vaticano, Noruega y el Parlamento Europeo e involucrar multilateralmente a gobiernos y sociedad civil de Europa y Latinoamérica.
  3. Que toda negociación debe tener como principal premisa y finalidad el reconocimiento de los derechos civiles, económicos y políticos del pueblo cubano contenidos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobados por las Naciones Unidas.
  4. Que el proceso de negociación y los acuerdos resultantes tengan un carácter escalonado, con metas concretas y empíricamente evaluables para cada fase del proceso. Con mecanismos periódicos de revisión en los que, junto a los gobiernos, se incluya el acompañamiento, monitoreo e incidencia de la sociedad civil, siguiendo buenas prácticas de otros procesos internacionales. De los resultados de estas evaluaciones dependerá el avance de las negociaciones a fases superiores o su interrupción en caso de incumplimientos.
  5. Que sea preliminar al inicio de las negociaciones la liberación inmediata -sin exilio condicionado- de los más de cien presos y presas políticos condenados de manera injusta por ejercer y reclamar derechos ciudadanos, así como la legalización de todas las organizaciones de la sociedad civil y del sector privado que van a estar representadas en las conversaciones. El cese de la represión política y las restricciones económicas a la ciudadanía tienen que constituir un imperativo para el mantenimiento de las negociaciones.
  6. Que una negociación que tenga como centro los derechos del pueblo cubano, no puede avanzar mientras subsistan elementos que entorpezcan las relaciones entre los cubanos de la Isla y el exterior. Resulta necesario la reapertura de trámites consulares en ambos países; que el gobierno de los Estados Unidos derogue las restricciones a los viajes de cubanos a la Isla y el envío de remesas por vías civiles; y que el gobierno cubano elimine las prohibiciones de salida y entrada del país a médicos, deportistas, profesionales, disidentes, activistas y todas las personas a las que injustamente se les priva de estos derechos. Estas son decisiones que deben ser tomadas al unísono por ambos gobiernos.

Añaden que "como ciudadanos cubanos queremos que el gobierno avance hacia la normalización de las relaciones con el resto de las naciones, pero, en primer lugar, con los propios cubanos donde quiera que se encuentren. Que Cuba se inserte en el mundo como un país verdaderamente soberano, respetuoso de los derechos humanos y democrático, algo que hoy está lejos de ser una realidad".

Entre los firmantes del documento, están la activista y profesora de arte Anamely Ramos, las artistas Tania Bruguera y Camila Rodríguez Lobón; el exprisionero político Silverio Portal; el escritor y periodista independiente Yoe Suárez; la realizadora audiovisual Yaima Pardo; la opositora Rosa María Payá, líder de Cuba Decide; el politólogo Armando Chaguaceda; los escritores Pedro Armando Junco, Orlando Luis Pardo y Ángel Santiesteban; los raperos Aldo el Aldeano y Maykel Osorbo; el científico Óscar Antonio Casanella; la profesora de diseño y activista Omara Ruiz Urquiola; el jurista Eloy Viera; el músico Boris Larramendi; el ensayista y crítico literario Antonio José Ponte, entre otros, hasta completar más de 330 rúbricas.

 

Puede enviar su firma al correo cartanormalizacion@gmail.com o en el Facebook de la iniciativa

 

Ilustración de portada: Rafael Alejandro

 

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