Miguel Díaz-Canel Bermúdez, resultó el ideal vocero del Castrismo. El presidente designado de Cuba, emplea la narrativa que durante décadas ha engranado el régimen para justificar las ineficiencias gubernamentales y la terrible escasez y desabastecimiento que predominan en la isla.
El actual “líder” de la dictadura más longeva del hemisferio occidental, publicó este sábado 6 de febrero en su cuenta oficial en Twitter:
“Destrabando procesos: nuestro Consejo de Ministros amplía opciones del trabajo por cuenta propia y elimina restricciones en beneficio de sus más de 600 000 trabajadores, duramente golpeados por recrudecimiento del Bloqueo contra Cuba y efectos de la pandemia”.
Tras el anuncio de que se eliminarán el listado donde aparecían las actividades por cuenta propia —privadas— autorizadas por el régimen, Díaz-Canel sale con este mensaje, al que respondieron indignados varios usuarios en Twitter, a pesar de las disímiles cuentas falsas, operadas por la Seguridad del Estado que apoyan su discurso y falsedades.
Desde la cuenta Benjamín #27N (@INXS80s), le comentaron al mandatario castrista: “Bloqueo interno. No hay otro. Las restricciones las tienen ustedes el gobierno dictatorial”.
Por su parte, Richard Cypher (@CyphRichard), señaló: “No hablen tanto y acaben de liberar los medios de producción y el mercado interno, esa es la única traba que han de quitar y verán como su 'gestión' se las pueden comer con el pan de calidad que va a haber a partir de ese momento”.
“¿Qué hablas? Todos los trabajos están cerrando puertas y en la cafetería que quiero trabajar no acaban de dar licencia... Dime en donde están aceptando plazas que no sea policía o custodios.... Dónde... Qué país es ese porque donde vivo no hay trabajo”, le reclamó al presidente cubano, Lady Rose (@Lady_Rosan).
En tanto, Tony Correa (@TonyCor95810552), refirió en la publicación de Díaz-Canel: “En tus fotos no hay colas y hay productos, de ahora en adelante comeremos de tus fotos”.
El listado que regía las actividades por cuenta propia en el país, que databa de 2010, fue duramente criticado por ilógico, ya que intentaba controlar hasta las ocupaciones más pequeñas. Entre las disposiciones que provocaron risa estuvo la de autorizar oficios como el de “desmochador de palmas”, entre otros por el estilo.
El régimen de La Habana está pasando por una de las crisis económicas más recias de los últimos años, agravada por la pandemia del coronavirus, lo que fuerza a tomar medidas económicas para liberalizar la economía.
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La Gaceta Oficial No. 8 Extraordinaria del 29 de enero de 2021 publicó el Decreto 30/21 del Consejo de Ministros del régimen cubano, en el cual se establecen las contravenciones personales, sanciones, medidas y procedimientos a aplicar por la violación de las normas que rigen la política de precios y tarifas.
De acuerdo al diario oficialista Juventud Rebelde, “su aplicación será a las personas naturales relacionadas con la comercialización de bienes y servicios, de forma mayorista o minorista”.
Según el cuerpo del Decreto, se impondrán multas desde 5 000 pesos hasta 15 000 pesos, de acuerdo al tipo de violación. También se puede establecer como sanción accesoria “la obligación de hacer, el decomiso y la venta forzosa de los bienes”, según corresponda.
El (des) gobierno cubano hunde al país en una profunda crisis de escasez, agudizada por la pandemia del coronavirus. En este contexto se anuncia la aplicación de la llamada “Tarea Ordenamiento” para la unificación monetaria, lo que provoca un alza desmedida en los precios de productos y servicios.
Este escenario signado además, por la venta de los principales alimentos y productos en las tiendas estatales en Moneda Libremente Convertible (MLC), que solo expende en dólares, lo que imposibilita a disímiles familias a poder acceder a las compras en estos establecimientos.
No obstante, las arcas de la cúpula castrista deben seguir intocables. Es preciso garantizar el control de los precios de los cuentapropistas. Los tentáculos del régimen llegan hasta regular la gestión individual de un productor o vendedor, mientras los costos en los establecimientos estatales se han multiplicado bestialmente y la calidad de los alimentos de producción nacional es pésima en la mayoría de los casos.