El régimen cubano, que intenta a toda costa obtener divisas, anunció este martes un descuento del 10% sobre el precio total de las vacaciones para turistas nacionales que paguen en dólares estadounidenses.
“Todas las opciones las mantendremos también en CUC, pero si alguien desea pagar en moneda extranjera podrá hacerlo. Para estimular esa opción daremos un descuento del 10%”, explicó el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, en el programa televisivo de propaganda Mesa Redonda.
“Por otra parte, en nuestras tiendas dedicadas al turismo internacional también venderemos en divisas, siempre en concordancia con lo dispuesto en el país”, añadió el titular.
A partir de agosto, podrán acceder al descuento quienes tengan una tarjeta magnética, un sistema similar al empleado para la venta de equipos electrodomésticos, vehículos y tecnología, así como productos de aseo y alimentación, desde este lunes.
De esta manera, continúan acentuándose las diferencias entre los cubanos que poseen la moneda hasta hace poco considerada “enemiga”, y quienes no: la inmensa mayoría obligada a sobrevivir con magros salarios en pesos cubanos (moneda nacional).
Este lunes comenzó la venta de suministros básicos, que escaseaban antes de esta semana y ahora abundan en las nuevas tiendas en MLC (moneda libremente convertible). Un periodista cubano pudo recorrer tales establecimientos, de incógnito, y su conclusión fue que “hoy hay más desigualdad entre los cubanos”.
El reportero Alberto Cabrera Toppin, anduvo por varias tiendas MLC y contó en Facebook lo que vio allí, y lo que le dijeron varios compatriotas en las colas.
En el establecimiento ubicado en la esquina de Boyeros y Camagüey, el parqueo estaba lleno, este lunes, el día de la inauguración. También los estantes, abarrotados de productos, a diferencia de lo que ocurre en los comercios que no son en dólares.
“La cola termina al doblar (a unos 300 metros o más de la entrada de la tienda). Conté 17 policías, incluidos un teniente coronel y un mayor”.
La expectativa allí era porque “dijeron que [venderían] picadillo de res, carne de res y queso gouda”.
El periodista aconsejó que “si haces fotos, lo mejor es alejarte, para que no te cruces con un policía y este comience a cuestionarte. Aunque realmente no hay nada que cuestionar. Se está en un lugar público, tirando fotos, no poniendo bombas”.
También se acercó a la tienda que está en las calles Línea y 12. “Cuando guardas el teléfono y haces la cola muy tranquilamente, te puedes llevar por sorpresa que dos policías se pongan a hablar contigo (un capitán incluido). Y que ellos, en tono de jarana, digan que ahora la cosa [para comprar] es en balas trazadoras [dinero fuerte], y tú los rectifiques diciendo que no, que es en misiles”.
Según Cabrera Toppin, “uno de ellos, el de menor rango”, dijo que un familiar recibió 120 USD y que metieron 100 en el banco y vendieron el resto.
“La [tienda] de higiene de San Rafael es un Agua y Jabón más, con los mismos precios (no hay nada inferior a 2 USD). Hay detergente para lavadoras, suavizantes, destupidores químicos de cañerías, champús y hasta colcha de trapear. En la de alimentos, bolsas de arroz en 1.90 y más cosas que no pude ver porque no hice la cola. Me sorprendieron los tanques de aceite”.
“Efectivamente, hoy hay un poco más de desigualdad entre los cubanos”, concluyó el periodista.
“Y no lo digo sin razón. Frente al hospital de la Ceguera, vi a un niño que pedía limosna a cada auto parado frente al semáforo; dentro de la guagua donde iba, una mujer me preguntó cómo metía los dólares en la tarjeta para ir a comprarse un pomo de champú de 3 USD.