Cuba reabrirá las operaciones al turismo internacional en varios cayos de su entorno desde el próximo 1 de julio dentro del plan progresivo de desescalada pos-COVID-19 que iniciará este jueves en todos los territorios del país, excepto en las provincias de La Habana y Matanzas.
El régimen cubano anunció la semana pasada la puesta en marcha de un proceso de recuperación -que en su primera etapa incluye tres fases- tras declarar controlada la pandemia del coronavirus en su país, actualmente sin casos activos en 13 de sus 15 provincias y en el municipio especial Isla de la Juventud.
La reapertura del turismo, uno de los sectores más golpeados por la pandemia en Cuba, estará destinada en la primera fase solo al mercado local, con la aplicación de una serie de medidas y protocolos higiénico-sanitarios, según explicó este miércoles el titular de la cartera correspondiente, Juan Carlos García Granda, en una comparecencia televisiva.
Las operaciones para los visitantes extranjeros comenzarán el 1 de julio -en la segunda fase de la desescalada- y según anunció el ministro cubano del Turismo desde este jueves las agencias de turismo podrán comenzar a comercializar la visita a los polos turísticos de los cayos Cruz, Coco, Guillermo, Largo y Santa María.
Sol y playas en aislamiento
En esta fase, los turistas internacionales permanecerán en el interior de los cayos donde elijan pasar su periodo de vacaciones en Cuba, y estos destinos no estarán abiertos al mercado nacional, según el ministro García Granda.
Los paradisíacos cayos Guillermo, Coco, Cruz y Santa María forman parte de la cayería Jardines del Rey del archipiélago Sabana-Camagüey en la zona norte central de Cuba, mientras que Cayo Largo es un pequeño islote que pertenece al municipio especial de Isla de la Juventud, situado unos 100 kilómetros al sur de La Habana.
Tras su llegada a los aeropuertos de esos polos, a los turistas se les realizará una prueba PCR para detectar si son portadores del coronavirus y en las instalaciones hoteleras se establecerá un protocolo de vigilancia clínico-epidemiológica con la presencia de médico, enfermera y técnico en higiene y epidemiología.
Entre los pormenores previstos para la reapertura turística internacional, el ministro indicó que para los trabajadores de los hoteles se ha establecido un régimen de trabajo de 7 días consecutivos y luego deberán permanecer otras semana en aislamiento en sus casas y realizar un test rápido al concluir la vigilancia.
Además, avanzó que cuando comience la tercera fase de la recuperación se activarán las ventas de todo el destino Cuba y todas las excursiones y circuitos que se comercializan en el país.
Desde que las autoridades cubanas decretaron el cierre de fronteras el pasado 2 de abril como parte de las medidas para evitar la propagación de la COVID-19, en la isla se cortaron las internacionales, excepto para vuelos humanitarios, de mercancías y para trasladar a brigadas médicas a otros países.
La clausura de fronteras ha sido aprovechada por el régimen para ejecutar reparaciones y mejoras de instalaciones hoteleras y en los 19 aeropuertos del país, entre ellos el que da servicio a la zona de Jardines del Rey.
El turismo es para Cuba la segunda área económica por detrás de la trata de médicos cuyos servicios profesionales son vendidos al exterior; el turismo aporta en torno al 10 % del producto interior bruto (PIB) y da empleo a aproximadamente a medio millón de personas en el sector estatal.
También un alto porcentaje de los más de 600 mil trabajadores del sector privado desarrolla actividades relacionadas con el turismo.
Para este año, Cuba esperaba recibir 4,5 millones de visitantes internacionales y revertir la bajada de un 9,3 % de 2019, cuando viajaron al país 4,2 millones de turistas, 436.352 menos que en 2018, según datos oficiales.