Desactivan banda que introducía cocaína en Cuba en baterías de motos

Oficiales del régimen cubano informaron a la prensa oficialista este fin de semana que fue desactivada una banda organizada en la isla que introducía drogas, especialmente cocaína, dentro de baterías de motos.

Según el teniente coronel Rigoberto Cordovés, la investigación comenzó cuando las tropas Guardafronteras detectaron 114,33 kilogramos de marihuana en el municipio de Bahía Honda, en Artemisa, y se confirmó que se trataba de una “doble operación” de tráfico de personas e introducción de drogas al país.

Más adelante, se comprobó que los paquetes de drogas estaban siendo enviados por vía aérea, ya fuera a través de las personas conocidas como “mulas”, o como carga comercial, dentro de equipos electrodomésticos como hornos microondas, ollas arroceras y cocinas de inducción. En este caso, la droga provenía de México.

También se descubrió que los delincuentes introducían cocaína dentro de baterías de motos eléctricas que llegaban a la isla a nombre de personas que se encargaban de recibir esta mercancía, extraerla de la batería y venderla.

“Lo novedoso de este envío o de la utilización de la carga no comercial, es que por primera vez se ve que dentro de baterías de motos se introduce determinada cantidad de cocaína”, señaló Cordovés.

El teniente coronel del régimen aseguró que el enfrentamiento a la droga en Cuba se lleva como un “sistema ministerial, con el apoyo de la Aduana, de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior”, lo que ha permitido “durante tantos años la tolerancia cero al tema”.

Como resultado de esta operación fueron detenidas 26 personas y las autoridades incautaron más de 300 kilogramos de droga -marihuana, cocaína y anfetaminas. Además, se ocuparon casi nueve millones de pesos cubanos, así como lanchas rápidas, autos, motos eléctricas e, incluso, un arma de fuego.

Al respecto, una usuaria cubana opinó que “debería incrementarse mucho más la vigilancia, pues es conocido que por nuestras calles circulan las drogas y en muchos centros recreativos estas se venden con total impunidad”.

El nuevo Código Penal impuesto por el régimen recientemente recoge la “pena de muerte” para delitos de “extrema gravedad” vinculados al tráfico internacional de drogas. Una pena extrema que hace 20 años no se aplica, pero que se recoge en dicho documento.

Por regla, al implicado en el tráfico le son confiscados los bienes que posee y los que el tribunal estima que tienen relación con el delito cometido. Las sanciones principales por estos hechos oscilan entre cuatro y 30 años de privación de libertad, y llega incluso a considerarse la pena de muerte.