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Régimen llama a combatir delitos en el país, pero inseguridad continúa en la calle

Es evidente que la violencia e inseguridad se han disparado en el país y son frecuentes las denuncias en redes sociales sobre robos, asaltos y, en casos más extremos, asesinatos

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Patrulla de la policía cubana en una calle
Archivo | Patrulla de la policía cubana en una calle

Actualizado: December 2, 2024 5:35pm

Un editorial del periódico oficialista Granma publicado el 1ro de diciembre hizo un llamado a combatir los delitos e inseguridad que han aumentado en la isla en los últimos años.

Es evidente que la violencia e inseguridad se han disparado en el país y son frecuentes las denuncias en redes sociales sobre robos, asaltos y, en casos más extremos, asesinatos. 

Dicho informe de Granma es ambiguo y no especifica demasiado sobre una supuesta "batalla frontal" contra el delito.

El texto menciona "manifestaciones de indisciplina, las actividades delictivas, conductas antisociales, la corrupción, las ilegalidades, la violencia social, el vandalismo y otros fenómenos nocivos que afectan la seguridad, la tranquilidad ciudadana y el orden interior".

Sin embargo, en el amplio concepto de "delito" que maneja el régimen cubano, parece estar incluido el ejercicio de derechos económicos, políticos y sociales que la dictadura históricamente ha reprimido.

"Elevar la vigilancia revolucionaria, la prevención y el enfrentamiento al delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales en barrios, comunidades, centros laborales, en bases campesinas, poblados costeros o montañosos (...) Es preciso reactivar o estimular el funcionamiento de los grupos de prevención en las demarcaciones de los consejos populares, en particular en las acciones preventivo-profilácticas con personas de conducta antisocial, y ocuparnos cabalmente de la incorporación al estudio o al trabajo de quienes están desvinculados y muchas veces caen en conductas delictivas que los llevan a prisión", añaden.

Hicieron énfasis además en el control de precios, el consumo y tráfico de drogas, el uso de la tierra y el ganado mayor.

A pesar de estos editoriales, Cuba continúa viviendo momentos críticos de violencia e inseguridad.

Solo en el mes de octubre, la organización Cubalex subregistró 21 asesinatos, de los cuales siete fueron feminicidios.

La escalada de la violencia lega a tal punto que, por ejemplo, en una semana de noviembre, se reportaron dos filicidios en el país. Uno ocurrió en Minas, Camagüey, y el otro, en Las Tunas.

El flagelo de las drogas también afecta a la isla, con una sustancia conocida como "el químico" que provoca graves consecuencias en la salud sobre todo de los más jóvenes.

A propósito del consumo y tráfico de drogas, en septiembre anterior, el opositor cubano Alberto Turis Betancourt Pérez protestó en las calles de su barrio, en La Habana Vieja, por la presencia de drogas y la inseguridad que esta situación genera.

"Se venden drogas con total impunidad. A nadie le interesa. La complicidad del régimen es evidente. La policía no actúa (...) Estoy protestando y voy a protestar todo el día", expresó Turis Betancourt. Sin embargo, este activista es frecuentamente víctima de vigilancia, citaciones y detenciones por su labor de ayuda humanitaria a personas vulnerables.

El aumento de los hechos delictivos y la criminalidad no solo es consecuencia del empeoramiento de las condiciones económicas del país, sino también es producto de que el régimen cubano continúa invirtiendo recursos en la represión de la disidencia mientras los delitos reales aumentan en las calles. 

Son comunes los reportes en redes sociales de personas asegurando que, cuando aparece algún cartel o protesta en sus localidades, la policía se presenta con rapidez. Para hechos delictivos suelen demorarse.

Igualmente a grupos de oposición como las Damas de Blanco y activistas se les asignan constantemente patrullas para vigilarlos y detenerlos. En fechas históricas la represión se recrudece, señala el último informe semestral de 2024 de Cubalex, al punto de que son decenas los activistas de todo el país con patrullas apostadas en las afueras de sus viviendas, mientras los delincuentes actúan con mucho menos control. 


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