El bar de Sandro Castro sigue abierto “de lunes a lunes” a pesar de coronavirus

Para Sandro Castro, la suspensión del Mincult de eventos públicos con aglomeraciones y de festejos en casas de la Música o centros nocturnos no iba con él ni con su EFE Bar, el cual, a juzgar por la historia que compartió en sus redes sociales, sigue abierto de “lunes a lunes” y este sábado recibió público
 

Reproduce este artículo

Lo dicen muchos en Cuba. Los primeros que destrozan en el país, o al menos la imagen que de él quiere dar el régimen, son los hijos, nietos, queridas, amantes y cónyuges de aquellos que día a día instan a seguir “construyendo la Revolución”.

Entre ese destructivo clan, que impone a los líderes permanentemente y de manera indirecta discursar sobre el haz lo que digo y no lo que hago destaca Sandro Castro, el nieto más farandulero del extinto dictador y líder histórico de la llamada Revolución, Fidel Castro.

Desde sus redes sociales, Sandro presume un estilo de vida que dista muchísimo del altruismo que se supone caracteriza las pautas sociales del comunismo, al menos aquellas que se exigen para el común de los cubanos. Asimismo, tal parece que las leyes y disposiciones administrativas no van mucho con él, aun cuando el mundo se encuentra condicionado por los embates de una pandemia para la que todavía no hay medidas lo suficientemente efectivas.

 

Este viernes el Ministerio de Cultura de Cuba informó que, como parte de las medidas de prevención y enfrentamiento en la isla al nuevo coronavirus, los eventos artísticos masivos, nacionales e internacionales, que impliquen grandes aglomeraciones de público, quedaban pospuestos.

De la misma forma, quedaron suspendidos “los espectáculos artísticos en los principales teatros, cines y casas de la música, entre otros centros culturales; así como conciertos y bailables, hasta que se supere la situación actual, lo que se informará oportunamente”.

Sin embargo, para Sandro Castro eso no iba con él ni con su EFE Bar, el cual, a juzgar por la historia que compartió en sus redes sociales, sigue abierto de “lunes a lunes” y este sábado recibió público.

Ello, supuestamente, “tomando nuestras medidas sanitarias”, pero es que las medidas no son a modo de cada cual. Si las autoridades establecen limitaciones, justificadas por las condiciones epidemiológicas y no por totalitarismos vagos, lo lógico es que se sigan y respeten.

Así lo hizo al menos la Fábrica de Arte Cuba (FAC), que sí cerró sus puertas al público hasta que pase la contingencia. Respetar las indicaciones es una de las mejores contribuciones que el sector privado puede hacer para combatir el virus. Esperemos que el nietecito “rebelde” lo entienda y, al menos este domingo, o pronto, cierre su bar y deje de contribuir a la eventual propagación de un virus que sobrecoge a todo el mundo.

 

Relacionados